La Audiencia ha condenado ha diez años de cárcel al propietario del «New Inn», el bar de la Avenida Sant Agustí donde el Grupo de Investigación Fiscal y Antidrogas (GIFA) se incautó el pasado verano de un alijo de 1.800 éxtasis, además de casi dos kilos de hachís y 240 gramos de cocaína.
Michael Peter Harding, un inglés de 61 años que se jugaba doce años de prisión, alegó que había sido engañado por una red para que colaborara con él, siéndole imposible posteriormente salirse del «negocio». Su abogado defensor tiene previsto pedir su indulto, visto sobre todo la grave enfermedad que padece Harding, un hombre que en su juicio y ahora, tras conocer la pena, no entiende por qué el tribunal no ha creído el miedo que dice padecer y no se investigó más su caso. La Sala, por contra, no sólo ha valorado que en su local de la bahía de Santa Antoni se vendiera la droga y que él mismo participara en esta operaciones, sino que también da mucha importancia a los documentos de contabilidad hallados en el registro, así como a que él mismo acusado comentó «con todo lujo de detalles» al juez instructor por qué decidió vender droga visto lo deficitario de su establecimiento.