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Un hombre pasa cuatro días atrapado en un pozo de Jesús

Juan T.P., vecino de Jesús, quedó atrapado a cinco metros de profundidad cuando realizaba tareas de limpieza

J.J.MONERRI
Cuatro días atrapado en un pozo y vivo a sus 77 años de edad. Esta es la historia que puede contar desde ayer Juan T.P., un vecino del barrio de Can Ramón de Jesús que por la tarde fue rescatado por la Guardia Civil de Santa Eulària cuando sus propios familiares temían lo peor. Su tesón, su lucidez y sobre todo su sorprendente resistencia le sirvieron para sobrevivir después de quedarse sin poder salir cuando días atrás bajo con una cuerda a cinco metros de profundidad para limpiar él mismo el interior. Anoche esta persona era atendida en Can Misses pero, en principio, sólo presentaba las dolencias de una persona que ha pasado muchas horas en el agua.

Juan T.P. , que vive solo en una casa de la finca conocida como Can Eloi, sólo dijo que le dolían las piernas y que ya no sabía bien cómo se las iba a ingeniar para pasar otra noche en un fondo con casi un metro de agua, una profundidad en la que temía ahogarse si se sentaba, según relató a su salida cuando dejó maravillado no sólo a sus familiares sino también a los dos guardias y al sargento de Santa Eulària que vieron un hecho que nadie dejaría de calificar de milagroso.

Su cuerpo fue descubierto sobre las siete de la tarde después que familiares suyos se acercaran a la casa a visitarle, tal y como hacían periódicamente. Al no encontrarle en la vivienda se fijaron en el pozo, apenas cubierto por una placa de metal. No escucharon nada y pensaron, al verle flotar, en que había ocurrido una inevitable tragedia.

La Guardia Civil ya se disponía a sacar un cadáver cuando uno de los miembros de la Benemérita creyó escuchar un leve gemido al que luego siguieron voces muy débiles que fueron reconocidas como peticiones de auxilio. La Benemérita actuó con celeridad al obtener en la nave de «Servicios Palau», ubicada junto a la finca, una escalera de grandes dimensiones que permitiera llegar al pozo. El sargento del puesto destacado en este servicio confirmó todas las esperanzas que se habían levantado cuando al bajar comprobó que el anciano seguía con vida en un fondo de agua limpia pero con barro.

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