Las modas vuelven a estar marcadas por las tendencias y a ello no es ajeno el mundo de los estupefacientes, más aún en las llamadas drogas de diseño. Los consumidores demandan cada vez más éxtasis en polvo sin saber que, precisamente, con ello, corren riesgos más graves para su salud. Los traficantes, antes esta demanda, han encontrado la solución de pulverizar las pastillas de MDMA y presentarlas en cápsulas que ellos mismos rellena y cortan con otras sustancias. Una de las últimas aprehensiones realizadas en Eivissa demuestra que esta práctica ya es algo más que una novedad en la isla.
La Guardia Civil requisó seis gramos de éxtasis en polvo tras «clausurar» a mediados de este mes un punto de venta de drogas en la misma localidad de Sant Antoni. Todo indica que en este mismo sitio se estaba llevando a cabo la comercialización de esta clase de estupefacientes mediante el sistema de cápsulas. La Benemérita, como ya se informó, también se incautó en el domicilio en el que residía José Miguel B.C. de 269 gramos de hachís, 28 de marihuana y otros 18 en semillas de esta planta, y nueve de cocaína, además de una balanza de precisión que presuntamente se usaba para la preparación de las dosis. Las últimas aprehensiones policiales realizadas en las zonas donde el éxtasis es distribuido en cantidades importantes evidencian que cada vez es más habitual el uso de esta clase de comprimidos.
Las cápsulas -generalmente transparentes y muchas veces obtenidas en establecimientos para preparados de hierbas, aunque en otras se emplean otra clase de comprimidos y en las traídas directamente del extranjero- son abiertas y rellenadas tras pulverizarse los éxtasis. El «negocio», y con ello el posible aumento de nocividad para el consumidor- está en que el distribuidor, generalmente a pequeña escala, no desaprovecha la ocasión de buscar el máximo beneficio cortando la droga con desconocidas sustancias y multiplicando así la cantidad de droga, cada vez más adulterada, que pone a la venta entre los demandantes.