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Juzgado un atracador reconocido por su víctima en la puerta del juzgado

El acusado, descubierto cuando esperaba a miembros de su clan detenidos por drogas, aceptó un año de cárcel

El sospechoso esperaba a sus familiares en la puerta de los juzgados de Eivissa.

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Francisco Moreno Muñoz, de 25 años y miembro de un clan de sa Penya en el que algunos de sus componentes han sido relacionados en numerosas ocasiones al tráfico de drogas al tiempo que otro cumple condena por el crimen de Llúcia Ferragut, aceptó ayer cumplir un año de prisión por un robo con violencia e intimidación que cometió en Eivissa ahora hace un mes.

Su detención fue posible gracias a que la víctima le reconoció en la misma puerta de los juzgados cuando precisamente el acusado esperaba conocer qué iba a pasar con familiares suyos que acababan de ser puestos a disposición judicial por la policía. Éstos habían sido arrestados en la última redada antidrogas que Comisaría llevó a cabo a principios del mes pasado en sa Penya, una operación que se saldó con un total de seis detenidos. Tres de ellos, además, respondían ante el juez de los mismos cargos que dos semanas atrás por otra redada.

Francisco Moreno Muñoz compareció en el banquillo del juzgado de lo Penal número 1 enfrentándose en un principio a dos años de prisión. Estaba acusado de ser el ladrón que a cara descubierta se apoderó del dinero de la caja registradora de un establecimiento de la calle Castilla tras amedrentar a una empleada que resultó con lesiones tras ser agarrada y empujada violentamente en el robo. El sospechoso se conformó con la pena de un año de prisión, tras llegarse a un acuerdo entre la defensa y el ministerio público, aunque su versión de los hechos era distinta. Éste, en un primer momento, relató que se sintió «estafado» después de que le entregaran un cambio equivocado tras comprar unas golosinas.

La versión de la empleada, que sufrió hematomas tras ser asida por las muñecas y otros en la espalda tras ser lanzada contra un mostrador, todo ello antes de que el ladrón huyera con una recaudación que en la denuncia se cifró en 70.000 pesetas, es bien distinta. La víctima, en sus declaraciones, aseguró que el sospechoso entregó un billete de mil pesetas y que cuando se le devolvió el cambio que le correspondía se abalanzó contra ella y se produjo la agresión y el robo.

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