Golpes, caídas y humo que ciega aguantando altas temperaturas en un terreno en ocasiones muy escarpado están a la orden del día en la lucha que están llevando a cabo las brigadas de tierra. Las situaciones de peligro han sido hasta ahora continuas, especialmente al mostrarse imprevisibles las llamas. Las más importantes se produjeron durante las primeras 24 horas.
El primer momento grave se produjo cerca de uno de los focos en el inicio del incendio. Un giro del fuego sobre terreno ya quemado puso en aprietos a uno de los grupos. Se perdieron 400 metros de manguera. Cada camión posibilita kilómetro y medio de manga. La situación volvió a repetirse en menor medida otras veces. Pero esta primera experiencia sirvió para conocer que en Sant Vicent el fuego volvía sobre sus pasos formando círculos por efecto del aire y del terreno.
La experiencia de un forestal salvó a también a un grupo cuando reventó la bolsa de aire sin oxígeno en sa Talaia. La inmensa bola de fuego que se levantó y que en dos minutos arrasó toda una ladera pudo ser vaticinada momentos antes porque el técnico se percató del inconfundible olor a «amoniaco» que precede a este raro fenómeno. El fuego separó en dos al grupo en una huida desesperada, destruyó dos kilómetros de manguera y acabó con cinco horas de esfuerzos en la montaña.