El cadáver de Mauricio F., un italiano de 28 años que al parecer trabajaba de camarero en un establecimiento del casco histórico de Eivissa, fue hallado ayer flotando en el agua bajo el acantilado de sa Penya sobre las 10.30 horas; justo nueve días después de que hubiera que rescatar en la misma zona a otra persona sin vida, un turista suizo, que cayó por accidente al mar al final de la calle de la Virgen, tal y como informó este periódico.
Los primeros datos recopilados por la investigación apuntan a que Mauricio falleció en circunstancias similares. El primer examen no reveló signos de violencia, rastro de lucha u otra marca que lleve a la investigación que ya realiza la policía a pensar en circunstancias criminales.
La víctima, un hombre de complexión fuerte, presentaba un fuerte impacto en el cráneo, que se cree ocasionado al impactar contras las rocas, así como múltiples arañazos producto de los golpes que debió recibir el cuerpo por el oleaje. Es probable que no llevara más de media hora flotando cuando unos obreros le hallaron. Enseguida, se montó un operativo de emergencias sanitario y de rescate hasta que, una vez comprobado él óbito, agentes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (Geas) de la Guardia Civil trasladaron el cuerpo hasta el muelle comercial, lugar donde sobre las 12.30 horas se procedió a su levantamiento en presencia de la autoridad judicial. La policía, a la espera del resultado de la autopsia, profundizaba ayer para aclarar todos los pormenores de esta muerte para no dejar ningún cabo suelto.