El vuelo IB-1763 de Eivissa a Barcelona despegó anoche del aeropuerto con más de cuatro horas de retraso y con 90 de los 139 pasajeros asignados a este aparato, un avión que tuvo que ser desalojado en plena pista después de que una pareja francesa reconociera en su interior a dos personas de origen árabe a las que habían oído decir en la cola de facturación lo siguiente: «No saben lo que les espera. No saben que van a morir todos». Ambos hombres, sin embargo, negaron luego haber realizado esta afirmación en los interrogatorios a los que fueron sometidos.
Los dos sospechosos, paradójicamente dos empleados en las líneas aéreas belgas (Sabena) que acababan sus vacaciones en la isla y que en esta compañía están asignados al personal de tierra en equipajes, ocuparon sus asientos en filas distintas. Uno en los primeros asientos (fila 4) y otro más atrás (fila 15). Ello no pasó desapercibido para la pareja que les había descubierto, dos hermanos con residencia en Eivissa. La alarma se propagó entonces, cuando no eran aún las 18.05 horas, momento asignado al despegue El comandante del vuelo informó a la torre de control y en pocos minutos entraron en el avión agentes de la Guardia Civil. El aparato fue desalojado con tranquilidad, sin que hubiera más que el lógico nerviosismo entre el pasaje, mientras los agentes procedían a las primeras identificaciones y comprobaciones en el equipaje.
Varias fuentes consultadas por este periódico, entre ellos varios pasajeros, afirmaron que durante unos instantes hubo muchas dudas a causa de una maleta o bolsa -según las distintas versiones- de la que en principio nadie se responsabilizaba. Otras fuentes señalaron al respecto que durante estos segundos los propios sospechosos negaron tener equipaje y que posteriormente reconocieron y señalaron sus propios enseres. Los 139 pasajeros fueron llevados a la terminal mientras la Guardia Civil inspeccionaba minuciosamente el avión y la bodega.