El fallecimiento de Ana Torres a causa de las quemaduras que le produjo su compañero sentimental en Palma al rociarla con líquido inflamable inauguró, el pasado 9 de enero, la trágica relación de cuarenta mujeres muertas en España por malos tratos infligidos por sus parejas este año.
La mayoría de ellas fueron asesinadas con arma blanca, como ocurrió el pasado sábado en Gran Canaria con la última víctima de esta larga lista. El último caso fue descubierto ayer en el municipio gran canario de Santa Lucía por un cuñado del homicida, que encontró en un invernadero abandonado y bajo una manta el cuerpo degollado de María P.R, de 36 años, y, en un lugar próximo, el cuerpo ahorcado de su pareja, José Antonio S.C., de 43. La pareja estaba en trámite de separación tras veinte años de matrimonio y tenía tres hijos de 18, 16 y 12 años de edad. La mujer era víctima de malos tratos.
Esta última muerte ha hecho intervenir al Instituto canario de la Mujer, ya que a través de su directora, Rosa Dávila, ha pedido que la Justicia habilite mecanismos mucho más ágiles para atender la violencia contra las mujeres y así no «llegar tarde» a la tragedia. No se puede tratar por igual «un tirón en una esquina» que una situación de violencia doméstica, ha dicho Dávila.
Este tipo de denuncias, a pesar de haber aumentado progresivamente en los últimos tiempos, son apenas, según los expertos en derecho de familia, el 10 o el 15 por ciento de las agresiones que realmente se producen en el seno familiar.