Un juzgado valenciano toma hoy declaración al vizconde de Faura, persona que figura como uno de los primeros promotores urbanísticos con fines turísticos del término municipal de Santa Eulària y que ahora deberá comparecer ante el juez para explicar la procedencia de casi 2.000 piezas arqueológicas expoliadas que la Guardia Civil encontró en su palacete levantino. La mayor parte de estas piezas proceden de yacimientos íberos y romanos. La prensa levantina se hacía ayer eco de la conexión de dicha personas con un complejo de casas destinadas al turismo que se llevaron a cabo en la isla en este municipio a principios de los años 60. El noble, un donostiarra de 72 años de edad, identificado como Carlos de Orbe, no ha sido detenido pero su nombre surgió cuando la Guardia Civil investigaba una red dedicada al expolio dentro de la denominada operación «Júpiter».
Las averiguaciones realizadas por este periódico ligan al hombre que almacenaba la mayor de las piezas intervenidas con distintas «iniciativas» que en la década de los 60 se pusieron en marcha en zonas boscosas de Santa Eulària con fines turísticos y que años más tarde contaron con la legalización de las autoridades gubernamentales del ministerio de Manuel Fraga . Algunas fuentes, incluso, relacionan a dicha persona con la zona de Punta Arabí, aunque no pudieron confirmar la exactitud de los proyectos que se pusieron en marcha bajo su amparo.
El vizconde debe presentarse ante el juzgado de Instrucción número 2 de Lliria después de que la Guardia Civil procediera a la detención de L.S.C., de 34 años y persona que supuestamente comerciaba con restos arqueológicos. La Policía Judicial del instituto armado, pese a que los indicios sólo apuntan al noble como a un coleccionista, intenta aclarar si en algún momento llegó a tener algo que ver con alguno de los expolios. Al parecer, de Orbe dijo que compró los restos para evitar su venta en el extranjero. Los análisis que se van a realizar del decomiso intentarán dilucidar si los restos proceden de yacimientos del levante español, como en un principio se piensa. Entre ellos figuran gran cantidad de monedas, piezas de guerra, recipientes para distintos usos y material funerario.
El vizconde dijo que iba a hacer un mueso en el
pueblo
La colección del vizconde Faura estaba repartida por su palacio de
Lliria en urnas y armarios. Otro material aún no se exhibía. Era
público en esta localidad la existencia de las piezas y de que
éstas eran «disfrutadas por su propietario y por sus amigos», según
recogen varios medios de comunicación. Asimismo, el coleccionista
había comentado, al parecer al mismo alcalde, su intención de hacer
un museo en el pueblo. Éste , sin embargo, nunca comunicó
oficialmente a ningún organismo que poseía las piezas
recuperadas.