Juan A.M., natural de Cartagena y vecino de Eivissa, aseguró en el juzgado que su hermano Manuel no le había intentado matar y que fue la policía la que le había insinuado que dijera que éste era quien el 19 de marzo de 2001 le arrojó por el acantilado de sa Penya, una acción que le motivó heridas muy graves. Su declaración la realizó cuando su hermano llevaba ya un mes en prisión como preventivo por un presunto delito de tentativa de homicidio. Tras la falta ya de prueba de cargo, el sospechoso quedó en libertad ese mismo día.
La Fiscalía, ante el nuevo testimonio, pidió al juzgado que procesara por falsa denuncia a dicha persona, un joven con numerosos antecedentes policiales al igual que muchos miembros de su familia, y que se le condenara a 21 meses de cárcel. El caso fue visto recientemente por el juzgado de lo Penal número dos de Eivissa, cuya titular ha decidido ahora absolver de esta última acusación a Juan A.M. al entender que del testimonio que recogió la policía al realizado luego por éste en el juzgado de instrucción y durante la vista no se puede extraer un juicio claro que vulnere la presunción de inocencia.
La juez hace hincapié en que el acusado no acudió a ninguna autoridad a denunciar a su hermano y que los primeros testimonios se recogieron de dos testigos que lo vieron ya bajo el acantilado. Luego, vino la declaración de la víctima en el hospital, lugar donde convaleció durante varias semanas por roturas en los brazos y fracturas en las mandíbulas. La policía, sin embargo, afirmó con contundencia y claridad en su atestado ante el juzgado que la propia víctima relató como su hermano Manuel no sólo no le ayudó tras arrojarle por el acantilado sino que llegó a tirarle piedras para impedir que saliera del agua y que ello derivó tras una discusión de ambos la noche anterior en los calabozos de Comisaría.