Con el paso del tiempo, el cámping de «La Florida», en Cala Martina (Santa Eulària), se había convertido en una fuente de preocupación para el municipio, ya que el mismo se había convertido en un foco de delincuencia en el que las agresiones y el tráfico de drogas estaba a la orden del día. Tras lograr una autorización judicial, el Consistorio ejecutó ayer el desalojo de lazona, un operativo en el que colaboraron Guardia Civil, Policía Local y que fue definido por fuentes de este último cuerpo de seguridad como «tranquilo».
Con anterioridad, desde el Ayuntamiento se había advertido a los 'ocupantes' del cámping que la fecha límite para desalojarlo había sido fijada ayer. A las ocho de la mañana, los cuerpos de seguridad, acompañados por miembros de la brigada de obras del Consistorio y de empleados de una empresa de limpieza y otra de chatarrería, se personaron en el lugar en el que, según las mismas fuentes, «tan sólo quedaban dos personas que estaban terminando de cargar sus pertenencias en un automóvil».
De este modo, y tras verificar que no quedaba nadie en el recinto, las empresas de limpieza comenzaron a cargar en sus camiones la gran cantidad de basura y enseres que se había acumulado en «La Florida», una operación que no pudo ser finalizada debido a la gran cantidad de desperdicios y que, según la Policía Local, podría darse por terminada mañana jueves.
Al mediodía, la zona se encontraba en una completa calma. Tan sólo dos o tres hombres permanecían en las proximidades del cámping inspeccionando qué podía haber quedado en las improvisadas viviendas (desde cabañas de madera hasta autobuses) para llevarse algo aprovechable. Toni Ferrer, uno de los propietarios de «La Florida», aseguró que había llegado a ser amenazado por la mañana por parte de algunas de las personas desalojadas y manifestó su intención de intentar recuperar el cámping para poder explotarlo como tal.
Desde la Policía Local se informó igualmente de que en «La Florida» han llegado a residir entre treinta y cuarenta personas de nacionalidades que iban desde españoles a rumanos y argelinos. Además de los problemas para la seguridad ciudadana que emanaban del lugar, sus ocupantes llegaron incluso a 'pinchar' las líneas de suministro de agua y electricidad, así como la telefónica, para disponer de ellas ilegalmente. La Policía Local indicó igualmente que durante los próximos días se establecerá un control especial de la zona para impedir que el cámping vuelva a poder ser 'ocupado'.