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Ingresa en la cárcel el principal acusado por el caso de la mujer degollada

Los agentes intentan resolver algunas incógnitas que todavía rodean el caso

La mujer del presunto asesino fue puesta en libertad. Foto: J.F.M.

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Patricio Arturo G.V., el ecuatoriano detenido en relación al crimen de la mujer Maria Antònia Colom Vich, que fue encontrada muerta el pasado lunes en una carretera próxima a Inca, ingresó ayer noche en prisión. Este individuo es el único sobre el que, de momento, se tienen pruebas más o menos concluyentes de que participó en el crimen de la mujer ya que, pese a que no ha confesado que la mató, en su poder se le encontraron las joyas de la víctima y fue el individuo que intentó suicidarse con un coche.

Durante toda la jornada de ayer la juez del Juzgado de Instrucción número 2 de Inca, en funciones de guardia, tomó declaración a cuatro personas de las nueve que en un principio detuvo la Guardia Civil en relación al crimen. La investigación, al continuar abierta, ha motivado que la juez decretara ayer el secreto del sumario. La primera que declaró fue una mujer que no fue detenida por la Guardia Civil. La joven es amiga de la esposa del ecuatoriano, que sí fue arrestada, y que tras declarar durante más de una hora quedó libre.

A continuación la juez interrogó a un individuo ecuatoriano, al que se le acusa de receptación. Se trata de Francisco C.A. Según parece, la Guardia Civil le interceptó una serie de joyas que se sabe que pertenecían a la víctima. Sin embargo, el detenido dijo que no sabía el origen de estas piezas, y que desconocía que hubieran pertenecido a una mujer que había sido asesinada. La siguiente en declarar fue Olivia, la mujer de Patricio, a quien en un principio se le acusa de encubrimiento.

Esta mujer, defendida por el letrado Eduardo Valdivia, mantuvo ante la juez que llevaba más de una semana peleada con su compañero y que pese a que conocía a la víctima (el año pasado la había denunciado por robarle unas joyas que Maria Antònia valoró en siete millones de pesetas), se enteró de su muerte a través de la prensa. Según parece, la mujer contó que la relación en estos momentos con la mujer asesinada era cordial, y que incluso había dormido algún día en su casa, situada en Son Roca. Sin embargo, afirma que no sabía nada del asesinato. La juez también decidió dejarla en libertad y además su declaración motivó que la magistrada adoptara la misma decisión con respecto al hombre acusado de receptación.

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