OTR/PRESS-CORUÑA
La marea negra causada por los vertidos de fuel-oil tras la rotura
del casco del petrolero «Prestige», que navega desde el viernes a
la deriva y se encuentra a unas 60 millas de la costa gallega,
afecta ya a varias playas del litoral gallego.
Mientras persiste el riesgo de que el buque se parta en dos, el delegado del Gobierno en Galicia, Arsenio Fernández de Mesa, informó ayer que las manchas contaminantes se encuentran «muy fragmentadas» y son «la estela que deja el barco», negando que el buque siga vertiendo combustible.
El capitán del buque fue detenido acusado de un delito contra el medio ambiente y por desobediencia a la autoridad. Medio Ambiente prevé que aparezcan aves impregnadas por el vertido de fuel y desde Adega se advierte de que los efectos del vertido podrían convertirse «en una de las más grandes catástrofes» ocurridas en Galicia hasta la fecha. El tiempo en contra, con olas de cinco a seis metros y vientos de hasta 80 kilómetros por hora, no es el mejor amigo en estos momentos de la costa gallega ante la llegada de restos de fuel-oil a las playas del noroeste de la Península, afectando a las playas de Trece, Camelle, Santa Mariña, El Roncudo, y Nemiña.