Lucía Iglesias, la joven de 19 años de edad acusada de matar a su padre el pasado lunes en su casa de Mallorca con 35 puñaladas, ingresó a medianoche de anteayer en la prisión de Palma. La mujer, que estaba completamente destrozada por los acontecimientos que le estaban ocurriendo, prestó declaración ante la juez de guardia, Piedad Marín, y explicó que actuó en legítima defensa. La sospechosa se negó durante su detención a declarar ante la policía. Durante dos días estuvo encerrada y llorando en los calabozos. Por eso, ante esta circunstancia, la propia juez pidió a la policía que le trajera a la sospechosa.
Lucía no paró de llorar y señaló que el lunes, sobre las dos de la tarde, cuando su madre y ella regresaban a su domicilio, su padre, José Iglesias, les estaba esperando con un cuchillo en la mano. La joven, que físicamente es una chica de estatura baja y muy delgada, manifestó a la juez que su padre «quería matar a mi madre». Todo ello, en alusión a la discusión que se inició cuando las dos se presentaron en el domicilio después de ir a buscar al colegio a un hijo de una hermana de Lucía.
El forense ha determinado que la víctima presentaba hasta un total de 35 puñaladas producidas por un cuchillo que se encuentra en poder de la policía. Según se ha podido comprobar, a la víctima se le diagnosticó hace dos años un cuadro de esquizofrenia.