«Tendré que estar unos tres meses de baja y esto me puede acarrear muchos problemas porque tengo dos consultas médicas que atender». El doctor Enrique Fernández Romero sigue ingresado en el hospital de Can Misses a consecuencia de las heridas de machete que le ocasionaron dos encapuchados en casa de su amigo José María Etxaniz, copropietario de la discoteca Privilege.
Fernández Romero es un médico guipuzcoano especializado en nutrición que pasa consulta en Pasajes de San Pedro, cerca de San Sebastián, y en Málaga, y que viajó a Eivissa a pasar unos días de vacaciones en casa de su amigo. Ahora tendrá que regresar en barco y alguien tendrá que llevarle a su tierra en automóvil. La herida que tiene en el ojo no le permitirá volar ni conducir en unos tres meses, un tiempo en el que tampoco podrá pasar consulta. Fernández Romero ha perdido buena parte de la movilidad de su ojo izquierdo, aunque los médicos piensan que en unos 90 días recuperará la capacidad. No puede girar el globo ocular hacia el exterior porque tiene lesionado el nervio que lo permite, el sexto craneal. Cuando la pupila alcanza el límite, Fernández Romero comienza a ver doble. Pero eso no es todo. Una cicatriz de 14 puntos le recorre el mentón y otra, de 16 puntos, la cabeza. Además, ha tenido que ser intervenido en dos ocasiones debido a un profundo machetazo que le asestaron en la espalda y que le tocó un pulmón y le introdujo aire y sangre entre el pulmón y la pleura. A pesar de todo, ayer, arropado por sus padres, recién llegados desde San Sebastián, Fernández Romero sonreía, porque, al fin y al cabo, ha salido vivo de ésta.
Ayer por la tarde, casi tres días después del ataque, Fernández Romero recordaba lo ocurrido la madrugada del sábado a domingo. Cerca de las cinco de la mañana dos encapuchados estaban escondidos en el jardín de la casa de Etxaniz, esperando su llegada. Pero el empresario y el médico entraron por la parte de atrás del inmueble y se encontraron, súbitamente, con los dos enmascarados, que llevaban pasamontañas negros de látex o de algún otro material que hacía que la careta quedara completamente pegada al rostro de los encapuchados, ambos armados con machetes. Comenzó la lucha. Fernández Romero se enfrentó con uno de los encapuchados, que le agarró con el brazo por el cuello y le dobló el cuerpo hacia el suelo. Mientras, con la mano libre, en la que llevaba el machete, le golpeaba en la cara. Fernández Romero sufrió en ese momento los dos cortes, mentón y cráneo, y el fuerte golpe en el ojo.
Al lado, mientras tanto, Etxaniz peleaba con el otro encapuchado. Para protegerse de un machetazo, el empresario interpuso su brazo izquierdo, en el que ha necesitado 24 puntos de sutura. Con la mano derecha, Etxaniz agarró una gran maceta y la estrelló contra la cabeza de su agresor, que cayó desmayado al suelo durante unos pocos segundos. Etxaniz aprovechó para correr hacia la fachada de su casa, saltar la valla y pedir auxilio. Justo en ese momento, cuando el otro encapuchado vio que su compañero había quedado fuera de juego y que una de las víctimas había conseguido escapar, clavó el machete en la espalda Fernández Romero. Fue la herida que le llegó al pulmón. Inmediatamente después, los dos agresores huyeron saltando el muro de la parte trasera de la casa, el mismo lugar por el que habían entrado.