Se presupone que la avioneta sufrió un accidente y cayó al mar porque las torres de control de diversos aeropuertos españoles y franceses perdieron su señal en los radares y tampoco consiguieron contactar por radio. No obstante, tampoco se descarta la posibilidad de que el aparato se desviara su rumbo por algún motivo que se desconoce. Esta pequeña avioneta, una moderna Cirrus SR 22 monomotor con matrícula estadounidense N 100 BR, aterrizó en el aeropuerto de Eivissa el pasado día 6 procedente de Lausanne (Suiza) y, según Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena), partió de la isla el pasado domingo a las 11.41 horas con destino al pequeño aeródromo francés de Bale Mulhouse, junto a la frontera suiza, en los Alpes, y cerca de la ciudad helvética de Basilea. Las Cirrus SR 22, que tienen autonomía para volar sin repostar a lo largo de unas mil millas náuticas, cuentan con un dispositivo de paracaídas capaz de frenar a la aeronave durante un presumible aterrizaje de emergencia o caída libre del aparato.
Los aeropuertos franceses de la ciudades de Perpignan y Reims dieron la voz de alarma y a las 17.45 horas del pasado viernes comenzaron las tareas de rescate, que tuvieron que interrumpirse unas tres horas después, al caer la noche. Ayer, cerca de las 8 horas de la mañana, retomaron los trabajos, que concluyeron sin resultado unas 12 horas después. Según Efe, la última comunicación del aparato se realizó desde el aeropuerto de Barcelona cerca de las 17,30 horas.
En las tareas de búsqueda está trabajando una aeronave del Servicio Aéreo de Rescate (SAR) de Palma apoyada por otro avión militar francés y un barco de Salvamento Marítimo de Palamós (Girona), el Salvamar Sirio. Los rescatadores están centrando la búsqueda en una zona situada a unas 25 millas del cabo de Begur y según avanzan las horas aumentan el radio del área de rastreo.