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Un juicio destapa las ´guerras territoriales´ de los vendedores sordomudos en Eivissa

La juez absuelve a un bielorruso acusado de golpear en la cabeza con un bate de béisbol a un polaco, ambos sordomudos

La vista se celebró ayer en el juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa.

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La juez del juzgado de lo Penal número 1, Clara Ramírez de Arellano, declaró ayer inocente a S. A., un ciudadano de Bielorrusia que es sordomudo para quien el fiscal solicitaba tres años de prisión por un presunto delito de lesiones sobre el también sordomudo G.S., natural de Polonia. El polaco G.S. acusó al bielorruso S. A. de golpearle con un bate de béisbol en la cabeza. Al parecer, estos dos sordomudos se dedican a la venta ambulante y trabajan en la zona de la bahía de Portmany, en los municipios de Sant Josep y Sant Antoni. El caso se inscribe en este contexto, según fuentes policiales y judiciales, y es consecuencia de las supuestas guerras territoriales entre los distintos grupos de sordomudos de países del este de Europa que acostumbran a vender mecheros a los clientes de los establecimientos de la zona.

Además, el polaco que acusó al bielorruso está a su vez acusado de clavar una navaja en el cuello al cliente de un bar de la zona de Port des Torrent. Según el propietario del establecimiento, el cliente agredido instó al polaco a abandonar el local, lo que originó una discusión que acabó con el navajazo. El cliente del bar resultó herido leve. Ayer, el abogado defensor del bielorruso, Francisco Mariño, explicó que este polaco que acusó al bielorruso de golpearle con el bate de béisbol ni siquiera fue capaz de reconocer lo delante de la juez como autor de la agresión. Además, señaló el letrado, existen numerosas pruebas más que demuestran que su cliente no agredió al polaco, por lo que la magistrada decidió absolverlo.

Las guerras territoriales entre los vendedores ambulantes son una constante en la zona de la bahía de Portmany, donde se registra una mayor actividad de este tipo durante los meses de temporada turística. Según comerciantes de la zona, los distintos grupos, casi siempre integrados por extranjeros que se organizan por nacionalidades, se dividen la zona y, en consecuencia, los problemas comienzan cuando una de estas bandas siente invadido su territorio por algún rival. Los sordomudos de los países del este europeo, según los comerciantes, acostumbran a repartir mecheros entre los clientes de los bares y después pasan para solicitar una cantidad de dinero a cambio.

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