Patios traseros, fincas, invernaderos, terrenos «sin» dueño conocido, aljibes y habitaciones acondicionadas. Son algunos de los lugares donde las fuerzas policiales,tras llevarse a cabo investigaciones antidrogas en las Pitiüses, han encontrado plantaciones de marihuana que supuestamente estaban reportando importantes beneficios a las personas que estaban detrás de ellas.
Un hombre y una mujer, que eran pareja, detenidos por la semana pasada por la Guardia Civil tras una vigilancia en el mercadillo de Sant Jordi, han sido los últimos en caer por producir marihuana. Según lo que ha trascendido, una veintena de personas han sido sorprendidas en Eivissa y Formentera en los últimos cinco años cultivando cáñamo para comerciar con esta droga.
La pareja apresada en el mercadillo de Sant Jordi, un holandés de mediana edad con antecedentes por tráfico de estupefacientes y que también fue arrestada en las pasadas elecciones generales tras causar disturbios en el colegio electoral de Sant Mateu, había acondicionado una habitación en su residencia de Sant Joan para recolectar periódicamente 43 plantas de las que ya habían extraído cuatro kilos listos para la venta. Los agentes se sorprendieron cuando vieron cómo había sido preparada la habitación con estufas y bombillas para irradiar el calor y la luz que necesitaban las plantas.
Más sofisticado aún fue el invernadero que encontró la policía en Sant Carles en abril de 2002. Cultivo intensivo con un alto grado de especialización para las cerca de 600 plantas que se aprehendieron en una instalación tratada por un residente alemán de 53 años.
Un mes después, la misma unidad policial localizó en un aljibe de Sant Rafel a siete metros de profundidad una plantación aún más sofisticada., Un fontanero británico de 51 años explotaba 60 plantas que regaba por un sistema de goteo tras comunicarlas con tubos de PVC. Ambos fueron juzgados y condenados en su día a penas de prisión. Otra plantación importante fue descubierta en julio pasado en Sant Carles. Otro residente, un alemán de 56 años, atendía dos grandes bancales con 189 plantas.
Durante este tiempo, como anécdota, cabe destacar, el 'negocio' que perdió en agosto de 2003 un joven de Sant Antoni en cuya casa la Guardia Civil halló quince plantas. Fueron descubiertas cuando su abuela, harta de insultos y golpes, decidió denunciar a su nieto por malos tratos.