EFE-YAKARTA
El mar del sudeste de Asia continúa devolviendo cadáveres de las
decenas de miles de víctimas del seísmo más fuerte registrado desde
hace más de cuarenta años en el mundo, mientras comienza a
movilizarse la ayuda internacional. Familias enteras se juntaron
para llorar a sus muertos en toda la zona afectada, que abarca
Indonesia, Sri Lanka, Malasia, Tailandia, la India, Myanmar
(Birmania), Bangladesh y las islas Maldivas. Los últimos balances
oficiales recogidos ayer hablaban de cifras que rondaban los 24.000
los muertos por este seísmo, que se ha cobrado las vidas de muchos
turistas, sobre todo del hemisferio norte y que pretendían
escaparse del invierno haciendo sus vacaciones navideñas en zonas
más cálidas.
Según informes de las Fuerzas Armadas de Sri Lanka, el número de víctimas en ese país ya alcanza los 12.000, y también hay al menos 70 extranjeros muertos, según la agencia india PTI. En la India, la cifra de víctimas mortales supera los 6.800, la mayoría de ellas en el estado sureño de Tamil Nadu (3.200) y en las islas de Andamán y Nicobar (3.000). Entre los fallecidos en los países afectados hay un número aún indeterminado de turistas extranjeros, entre ellos al menos once italianos, cuatro británicos, dos belgas y tres franceses, mientras que doce españoles se encuentran heridos, según las autoridades de sus países.
El seísmo, de una magnitud de 9 grados en la escala abierta de Richter, según el Servicio Geológico estadounidense, tuvo su epicentro en el mar frente a la costa oeste de la isla indonesia de Sumatra y originó grandes «tsunamis» (olas gigantes causadas por maremotos) que arrasaron las costas del sudeste asiático. El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, expresó su «profunda tristeza» y extendió «su condolencia sincera a los pueblos y gobiernos de los países afectados que ahora encaran sus pérdidas catastróficas». «Las Naciones Unidas están listas para proporcionar la asistencia necesaria para atender las necesidades creadas por estos desastres naturales», añadió en un comunicado. Gobiernos de numerosos países se han sumado en las últimas horlas a esta oleada de solidaridad.
Los equipos de Evaluación de Desastres y Coordinación de la ONU han sido movilizados en toda la región y la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de las Naciones Unidas (OCHA) ha enviado equipos a los países más afectados, informó hoy su directora, Yvette Stevens. El presidente de EEUU, George W. Bush, expresó también su «condolencia sincera» a los países afectados, a los que expresó que su país está listo «para ofrecer toda la ayuda apropiada», indicó en un comunicado. El ministro francés de Exteriores, Michel Barnier, viaja hoy a la zona afectada, empezando su visita en Sri Lanka, y luego Tailandia, a bordo de un avión con ayuda humanitaria.