El grupo de ocho mujeres ibicencas que viajaba a bordo del crucero «Grand Voyager» el pasado lunes tiene intención de presentar una denuncia contra el capitán del barco por una presunta «imprudencia temeraria». Ya en el crucero, cuando los vaivenes del mar lo permitieron, estas mujeres redactaron y firmaron un escrito en el que denunciaban como imprudente la decisión del capitán de zarpar del puerto de Túnez con destino a Barcelona. El viento llegó a alcanzar fuerza 11, es decir, con rachas que llegaron a superar los cien kilómetros por hora, y las olas casi alcanzaron los diez metros de altura. A unas 63 millas de Maó, una ola rompió el cristal del puente de este crucero de 180 metros de eslora e inutilizó parte del sistema eléctrico e informático, lo que dejó el barco sin motores y a la deriva. Dos remolcadores partieron en su ayuda, pero antes de que llegaran la tripulación logró arrancar dos motores y poner rumbo a Cagliari, en Cerdeña. Hubo decenas de heridos entre las cerca de 800 personas que iban a bordo. En Cagliari tuvieron que ser hospitalizados el martes seis españoles. Ayer ya sólo quedaban cuatro, entre ellas dos ibicencas, María Prats, que se rompió el peroné al golpearse contra una pared, y Carmen Serra, que sufrió un conato de infarto al corazón. Está previsto que ambas regresen a la isla esta misma semana. Las otras dos personas hospitalizadas en la capital sarda son una menorquina de Maó y un madrileño. Junto a las dos ibicencas se quedaron acompañándolas en Cerdeña las también ibicencas y pasajeras del «Grand Voyager» Nieves Serra, hermana de Carmen, y Silvia Guijarro, residente en Palma.
Ayer llegaron a la isla otras cinco mujeres de la isla que padecieron el temporal en alta mar en el «Grand Voyager». Todas estaban ilesas, pero recordaban la experiencia como una de las peores de toda su vida. Desde el hospital Marino de Cagliari, Antonia Prats explicó que ha realizado muchos cruceros que nunca había vivido una experiencia semejante.
La asociación Defensa e Integración de Accidentados (DIA) ha recomendado a los pasajeros del «Grand Voyager» que reclamen indemnizaciones tanto al capitán del barco como a la empresa que fletó el buque, así como a la propietaria. DIA, asociación de ámbito nacional sin ánimo de lucro, considera que la reclamación debe realizarse tanto por los daños físicos sufridos como por los psicológicos, ya que se ha producido un gran estado de ansiedad y miedo.