El fiscal pidió ayer ante la Audiencia Provincial hasta cinco años de prisión para una vecina de sa Penya que tuvo que sentarse en el banquillo acusada de vender dos papelinas de heroína (menos de un gramo) a un toxicómano, hecho que no pasó desapercibido para un grupo de policías que de paisano recorría el barrio. La sospechosa negó que hubiera vendido droga alguna y que, en todo caso, sólo intercambió con el supuesto comprador unas palabras después de que éste le llamara para preguntarle si tenía papel de aluminio.
La detención de esta mujer tuvo lugar el 20 de mayo del año pasado en un domicilio de la calle Rincón de Santa Lucía de sa Penya. Según los policías, la sospechosa, al verse descubierta, corrió al interior de su casa para presumiblemente tirar por el retrete el resto de la heroína que guardaba.
Los agentes actuaron cuando durante una patrulla por el barrio vieron a dos conocidos toxicómanos cómo contactaban con la persona que luego fue detenida. Uno de los supuestos compradores fue interceptado momentos después. A éste se le intervinieron dos papelinas que llevaba en un puño.
Esta misma persona declaró ayer en el juicio y negó que le hubiera comprado en dicha casa droga. «Sólo me limité a pedir plata porque, antes de ir a trabajar, me iba a fumar un 'chino', [jerga con la que se conoce el consumo de heroína inhalada después de quemarla en un papel de aluminio].Pero ella no me vendió la heroína, sino que la acababa de comprar en la parte alta», dijo el testigo. Éste añadió que las únicas presiones que había recibido habían sido de la policía. Los agentes que testificaron ayer, por contra, que vieron cómo se la acusada y su supuesto comprador realizaban un «juego de manos». A la mujer posteriormente se le encontraron 40 euros en el sujetador.«Siempre llevo el dinero ahí», dijo.