No había ninguna caja fuerte en la casa de Cala Carbó en la que se fijaron los tres encapuchados que armados con pistolas -posiblemente revólveres- sorprendieron a la pareja que sobre las once y media se hallaba en su interior y que terminó amordazada en este asalto.
Los ladrones, sin embargo, sí lo creyeron y pensaron, además, que podría haber grandes objetos de valor en la propiedad. Algo que era incierto. De la casa sólo pudieron llevarse unos pocos euros.
Esta es la conclusión fundamental sobre la que trabaja la Guardia Civil tras haber llevado ya a cabo una inspección ocular en el lugar del suceso y conocer el testimonio de los afectados: un hombre de nacionalidad británica pero de origen árabe y una mujer, al parecer, española.
El sitio donde se encuentra ubicado este chalet, en un lugar difícil de encontrar si no se conoce su emplazamiento, así como su apariencia de mansión, ha llevado a la investigación a barajar también como muy probable que hubieran planificado el asalto a la casa y de antemano hubieran estudiado cómo ejecutar un golpe del que salieron burlados.
La reconstrucción de los hechos efectuada por el instituto armado confirma, tal y como avanzó ayer este periódico, que los tres encapuchados, de los que aún se estudia su nacionalidad, saltaron la valla y entraron en la vivienda poco después de las once y media de la noche. Una vez dentro, localizaron a dos de los moradores y, en medio de fuertes gritos y amenazas al tiempo que exhibían sus armas, los maniataron y amordazaron para impedir que les molestaran mientras recorrieron varias partes del inmueble buscando una caja blindada que no existía. La búsqueda duró pocos minutos ya que, al parecer, los ladrones se dieron cuenta de que se habían equivocado y optaron por no realizar una inspección en profundidad de la propiedad. Tras ello, huyeron en un coche. Una tercera persona llegó luego y auxilió a las víctimas, al tiempo que se pedía ayuda.