«No me he llevado ni un duro. Las taquillas estaban abiertas y había momentos en que tenía que estar amarrando los barcos y a cargo de los billetes». Estas son las últimas palabras que pronunció ayer en su juicio un amarrador del puerto de la Savina que ha tenido que sentarse en el banquillo para responder de los 4.726,27 euros que le reclama la empresa para la que trabajaba, cantidad que presuntamente fue sustraída en la liquidación de las taquillas.
El sospechoso, que se juega un año y medio de cárcel por un supuesto delito de apropiación indebida, dio a entender en la vista que había sido víctima de una traición o de una jugarreta, sin descartar que en ella estuvieran implicados antiguos compañeros suyos. El acusado fue denunciado después de que acudiera al juzgado de lo Social reclamando lo que se le adeudaba tras su despido.
El operario portuario, contratado por Sercomisa, pasó en agosto de 2003 a ocuparse de la expedición de billetes de pasajeros. Fue entonces, y durante un periodo de diez días, cuando supuestamente desaparecieron los 4.726,27 euros en litigio. El empleado reconoció ayer no haber sabido llevar bien las cuentas que se le exigían con la venta de los billetes. Todo ello después de haber ocupado el puesto de un compañero. Aseguró que, pese a todo, estuvo enviando distintas cantidades en sobres a través de uno de los capitanes de la naviera.
Para la empresa lo ocurrido es bien distinto. «Estuvo seis días sin presentar la liquidación, pese a que tenía que hacerlo cada 24 horas, y sin responder a las llamadas», afirmó el contable de la naviera. Días después el empleado entregó 23.000 euros. Los arqueos, sin embargo, no coincidieron. El trabajador, no dio una explicación satisfactoria a la empresa y, tras concluir una baja médica que requirió, fue despedido. «Desde esa fecha no han aparecido ni el dinero ni los tiques que se le entregaron. Abusó de nuestra confianza», dijo el abogado que representaba a la naviera afectada.