El fiscal, de acuerdo con lo que establece la Ley del Menor, pidió ayer que se impusiera una medida de seis fines de semana de internamiento para los dos jóvenes de Cala de Bou que en mayo de 2002 fueron relacionados con la violación que supuestamente sufrió una adolescente británica de 15 años.
Ambos, que cuando ocurrieron los hechos tenían 17 y 14 años, comparecieron ayer ante el juzgado de Menores número 2 de Palma que se trasladó a Eivissa para celebrar esta vista. Días atrás la Audiencia Provincial hizo lo mismo para juzgar al único de los chicos, con edad penal, 18 años, que se vio involucrado en la violación. Como ya informó este periódico, el tribunal absolvió recientemente a dicha persona, que se jugaba una condena de 21 años de prisión.
El ministerio público, tras escuchar el informe de equipo técnico que debía contestar ante distintas cuestiones del caso en el proceso a los dos menores requirió también que los dos jóvenes realizaran distintas tareas socioeducativas de formación sexual.
El juez deberá en los próximos días pronunciarse sobre estas medidas y, en caso de atender la petición fiscal, acordar cómo se van a ejecutar. La celebración de la vista se había retrasado en dos ocasiones por la incomparecencia de la víctima. Entonces se desconocía que la adolescente británica, de 15 años, se había quitado la vida. Ello sólo se supo a principios del pasado mes de octubre cuando la Audiencia Provincial se desplazó a la isla para juzgar al único joven que tenía. Nunca se probó que el suicidio de la afectada tuviera relación directa con la agresión sexual que presuntamente ocurrió en mayo de 2002 detrás de una pinada de Cala de Bou.
La Audiencia Provincial dictaminó días atrás que no se había probado que la víctima fuera muy bebida cuando conoció y acompañó a un joven de 18 de Cala de Bou hasta una pinada. Tampoco se consideró acreditado que éste la hubiera forzado. El sospechoso dijo en su juicio que no sabía que la chica tuviera 15 años y pidió perdón -siempre según su versión- por haber huido cuando llegó hasta donde estaba un grupo de menores que le habían seguido y que le tenían amenazado. Uno de ellos, el que supuestamente yació también con la víctima, negó en su día ante la Audiencia cualquier contacto sexual. El otro, que supuestamente desistió de forzarla tras comprobar que sangraba, también lo negó. Los otros dos sólo dijeron estar de 'mirones' tras la pinada.