En algunos momentos la lluvia se convirtió en granizo y las carreteras de la isla se tornaron casi impracticables. A pesar de las inundaciones habituales, el alcantarillado desbordado y algunos desprendimientos, no hubo incidentes graves, con la trágica excepción del accidente de tráfico en el que falleció Pedro Pablo Ferrer Tur. En Sant Antoni hubo graves inundaciones en la calle Londres y sus adyacentes, y saltaron varias alcantarillas, al igual que ocurrió en Santa Eulària, cuya centralita de Policía Local se saturó.
En la carretera de Sant Carles a sa Cala de Sant Vicent hubo desprendimientos. También hubo deslaves en las carreteras del municipio de Sant Joan, que fue el que menos cantidad de lluvia registró.
Según Aena, no hubo retrasos significativos en los vuelos, aunque el primer avión de la mañana que enlaza Eivissa y Mallorca tardó casi una hora en terminar el trayecto por la lluvia y el viento, que causó fuertes turbulencias.
En Eivissa, la Forensía de los Juzgados volvió a sufrir inundaciones. Los enseres flotaban y el agua afectó, como ya ha ocurrido otras veces, a las muestras que se almacenan en frigoríficos, pruebas que ahora es necesario repetir.
En el Colegio de s'Olivera, inaugurado este curso, se registraron graves inundaciones, aunque no se suspendieron las clases. La zona del aparcamiento de Gesa en la que se ha levantado el nuevo Casino registró inundaciones que no se habían producido otros años, al parecer motivadas por el desvío de un torrente, fruto de las obras del segundo cinturón de ronda. La Policía Local de Eivissa recibió entre las ocho y las diez de la mañana trece llamadas alertando de inundaciones y otros sucesos, todos ellos en los límites del municipio, aunque ninguno revistió gravedad. La mayor parte fueron por inundaciones de bajos comerciales y tapas de alcantarillas reventadas.