Aunque oficialmente las causas son desconocidas, fuentes del puerto deportivo de Marina Botafoch aseguraron ayer que el origen del incendio que destruyó la pasada madrugada cinco yates de gran tamaño se inició en el barco ubicado más al este, el «Olimpia», atracado en el amarre 740.
Están pendientes los peritajes de los seguros y las conclusiones de la investigación de la Guardia Civil, pero todo apunta a que el fuego comenzó por un problema eléctrico en esta manguera a través de la cual el yate «Olimpia» recarga sus baterías.
Normalmente, en este barco de más de 20 metros de eslora duerme un marinero, que estos días está de vacaciones. El fuego comenzó poco después de la medianoche. El fuerte viento del este propagó las llamas rápidamente del «Olimpia» al «Excalibur», de éste al «Kenya», después al «Timbali» y finalmente al «Nelgrid». Los bomberos no consiguieron salvar ninguno de los cinco barcos.
En lo que sí coinciden las versiones es en que el fuego comenzó en la popa del «Olimpia». Las llamas quemaron las amarras de popa de los yates y estos, empujados por el viento, se fueron hacia el centro de la bocana del puerto deportivo, donde se hundieron.
Desde la Guardia Civil explicaron ayer por la mañana que no hay ninguna evidencia de que el fuego fuera provocado y que todo apuntaba a que se inició por causas fortuitas. Los GEAS realizaron fotografías submarinas de los barcos, que serán reflotados en breve, ya que en estos momentos sólo los barcos de pequeño calado pueden acceder por la bocana.
Desde el Parque de Bomberos calificaron el incendio como un «siniestro excepcional» debido a sus dimensiones. Los bomberos tuvieron que movilizar al personal que estaba de día libre para poder hacer frente a las llamas. Además, en las labores de extinción participaron la Guardia Civil, la Policía Nacional, voluntarios de Protección Civil y personal del puerto deportivo. Según se iba avanzando en las labores de extinción se fue retirando personal, pero hasta pasadas las seis de la mañana los bomberos no regresaron al Parque. Según el jefe de Bomberos, Miguel Sevilla, fue «una tarea dura». Las llamas, azuzadas por el viento, que según el Instituto de Meteorología alcanzó rachas de hasta 16 nudos, iluminaron todo el puerto deportivo y eran visibles desde buena parte de la ciudad. A pesar de lo duro del trabajo, no hubo ningún herido. Los bomberos emplearon más de 250.000 litros de espuma antiincendios y más de 50 toneladas de agua.