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«Esto no es el Palace»

El juicio a Mayol y Boussel pone de nuevo en entredicho la precariedad de Comisaría y la atención a los detenidos

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«Esto no es el Hotel Palace, pero eso ya lo sabemos todos. De todas maneras, los agentes que actuamos no venimos de tiempos de la prehistoria y, lejos de ser una fuerza represora a límites insospechados -como se quiso hacer ver- somos buenos profesiones».

Esta es parte de la declaración que realizó en el juicio por Ramón Mayol y Chaquir Bousser uno de los 51 agentes que denunció a los dos dirigentes de Els Verds que han sido procesados por presuntas calumnias al Cuerpo Nacional de Policía tras hacerse eco de la denuncia por maltrato que interpusieron dos ecuatorianos arrestados. Este agente, ahora destinado fuera de Eivissa, añadió en sus manifestaciones que en la isla hizo todo lo posible por facilitar la estancia a los detenidos. «Si había que pasar comida de familiares o dar algún servicio extraordinario dentro de la legalidad, lo hacía», afirmó.

La mayor parte de los agentes que testimoniaron en este juicio, sin embargo, aseguraron que se limitaron a seguir lo prescrito. Bocadillos para los arrestados cuando les tocaba, y si ellos los querían, y agua cuando la pedían. Asimismo se atendía sus necesidades médicas cuando informaban de ello y todas las tardes se les sacaba de los calabozos para llevarlos al aseo mientras dos empleadas de la limpieza acondicionaban las celdas.

Algunos agentes, sin embargo, dieron un paso más al reconocer que a los sospechosos se les suministraba agua del grifo y sólo si tenían dinero para pagarla. Mayol y Boussel, pendientes ahora de una sentencia que les pude costar un año y medio de cárcel, aseguraron que la propia adjunta al Defensor del Pueblo, María Luisa Cava de Llano, constató el «muy deficiente» estado de los calabozos de Comisaría.

En el juicio visto esta semana, el trato a los dos ecuatorianos que denunciaron parece haber sido dispar, según se desprende de las manifestaciones de los agentes y de las empleadas de la limpieza. En la vista se habló desde que los detenidos desayunaban café con leche y croissant a otras afirmaciones que, por contra, señalaban que éstos no tomaron nada durante su cautividad. Otros señalaron que recibieron comida de sus familias y entre ellas figuró la de un recipiente con pollo frito. En definitiva, que en todo caso surgieron contradicciones.

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