Las investigaciones realizadas por la Brigada de Extranjería del Cuerpo Nacional de Policía tras la redada llevada a cabo anteayer con la Inspección de Trabajo en Cala de Bou apuntan a que los inmigrantes que fueron apresados fueron «contratados» de palabra y sin ningún tipo de garantías a cambio de un sueldo de tres euros la hota. Ésta era la contraprestación económica por llevar trabajos de reforma en instalaciones hoteleras.
Según la información recogida por este periódico, la mayor parte de los inmigrantes, 30 oriundos de países del Este de Europa, especialmente de Rumanía, y tres magrebís, quedaron libres después de que en las dependencias del Cuerpo Nacional de Policía se tramitaran las correspondientes diligencias y expedientes de expulsión.
Tres de ellos, sin embargo, quedaron retenidos al contar ya con expedientes abiertos que ahora se harán efectivos.
'Estampida'
La redada, como ya informó ayer este periódico, se realizó en el
hotel San Remo, propiedad de un conocido empresario que ha sido
expedientado en varias ocasiones por la Conselleria de Turisme.
La policía trabaja en este sentido para intentar aclarar si más inmigrantes podían estar siendo explotados en negocios relacionados con esta misma persona, hecho que, de confirmarse, podría motivar la apertura de diligencias judiciales por la comisión de un presunto delito contra los derechos de los trabajadores.
Al respecto, la policía intervino en esta operación conjuntamente con personal de la Inspección de Trabajo.
Informaciones recogidas en las últimas horas por este diario por fuentes conocedoras del caso señalaban que, instantes después de producirse la redada, se produjo literalmente un «estampida» de trabajadores sin papeles ligados a los negocios de este empresario, quienes recibieron órdenes de huir.