El vuelo 5655 de la compañía Spanair tomó tierra en el aeropuerto de Eivissa poco después de la medianoche de ayer sin que, según Aena, se declarara la alarma en el aeródromo ni fuera necesario adoptar medidas extraordinarias después de que el piloto pidiera permiso para aterrizar.
Pasajeros de este aparato, sin embargo, aseguraron a este periódico que, con mucha intranquilidad, vieron a los bomberos en la pista después de que se les hubiera comunicado la necesidad de volver a la isla por un problema en un motor.
Spanair mantuvo ayer la versión que los pasajeros recibieron tras el incidente. El piloto consideró oportuno pedir permiso para aterrizar en Eivissa después de que al menos un ave entrara en un motor.
El suceso no ocasionó graves problemas en el vuelo, aunque pasajeros de este aparato comentaron entre sí que en un momento dado se vieron llamas en una turbina. Algunos de ellos, incluso, llegaron a afirmar que el problema lo habían ocasionado «tres gaviotas».
Al respecto, tanto fuentes de la compañía Spanair como de Aena aseguraron que el desembarco se realizó con normalidad y sin que se hubieran tomado medidas especiales en el aeropuerto de Eivissa que indicaran que realmente existiera un riesgo grande por la pérdida o avería grave de un motor. Y mucho menos por un motor incendiado.