GUILLERMO ROMANÍ
Unos desconocidos intentaron robar en la sucursal de la Banca March situada en la plaza de la iglesia de Sant Francesc Xavier en Formentera en la madrugada del domingo al lunes. Se trata de la primera vez que una entidad bancaria de esta isla es objeto de este tipo de actos delictivos.
A las dos y media de la madrugada saltaban las alarmas de la sucursal y cuatro minutos y medio después llegaba al lugar de los hechos la primera patrulla de la Guardia Civil, que comprobó, inicialmente, que todo parecía indicar que los ladrones ya habían huido. Minutos más tarde llegaba una segunda patrulla de la Benemérita y una de la Policía Local que había despertado al director de la sucursal, Àngel Costa, y juntos entraron en el banco para comprobar lo sucedido.
Los ladrones intentaron entrar en el banco a través de una ventana situada en el denominado callejón de Sa Ferreria, y para entrar tuvieron que aserrar una verja de gruesos barrotes, ignorándose si utilizaron una sierra manual o una radial o bien prefirieron usar otras herramientas.
Escuché como dos explosiones de cohete, pero no le di importancia porque en ese callejón suele ser frecuentado de noche por personas que se encuentran allí para beber o fumar», explicó un vecino que habita una residencia cercana al banco. Tras arrancar la reja, de una patada forzaron la ventana, que ni siquiera llegó a romperse, y accedieron al interior por el archivo-almacén. De inmediato los sensores térmicos de los que dispone la sucursal, al notar la presencia de intrusos, hicieron saltar las alarmas. Después de una inspección ocular y constatándose que los ladrones no se habían llevado nada, se esperó a la presencia de la Policía Judicial de la Guardia Civil desplazados a la isla para iniciar las pesquisas.Las primeras hipótesis que se barajan, sin descartar otras posibilidades, apuntan a que los ladrones no sabían que estaban intentando entrar en un banco por dos motivos; el primero el de la confusión, ya que la reja y ventana forzadas pueden parecer más pertenecientes a una casa que a un banco. El segundo, la forma de operar, más propia de ladrones eventuales que de profesionales.