Arlette V., una belga de 56 años que a primera hora de la madrugada de ayer conducía en dirección a Eivissa por la carretera de Santa Eulària, ha sido la primera persona que ha perdido la vida este año en las Pitiüses en un accidente de circulación. La víctima falleció instantes después de que el Fiat Panda en el que iba se viera involucrado en una colisión frontal con el Seat Ibiza que conducía María José G.C., de 24 años y quien resultó herida muy grave en el siniestro.
La joven, tras intervenir los servicios de emergencias, pudo ser atendida y evacuada a la Policlínica de Nuestra Señora del Rosario. La paciente quedó ingresada en la UCI de este centro hospitalario con numerosos politraumatismos y fracturas en ambos fémures. Al cierre de esta edición, María José G.C. se hallaba inestable y su pronóstico continuaba siendo de muy grave.
Se da la circunstancia de que la Policía Local de Santa Eulària y la Guardia Civil colaboraban para regular el tráfico y auxiliar a los bomberos en la excarcelación de las víctimas, atrapadas en el amasijo de hierros en el que quedaron convertidos los coches, cuando en menos de media hora la integridad de todos ellos corrió peligro por sendos conductores bebidos. Ambos tuvieron que ser interceptados por vehículos policiales cuando intentaron presuntamente atravesar el dispositivo a gran velocidad y haciendo maniobras extrañas. En al menos uno de los casos, los agentes tuvieron que apartarse para no ser arrollados. El siniestro tuvo lugar poco antes de las doce y media de la madrugada de ayer en el kilómetro 0'800 de la carretera de Santa Eulària, en las proximidades de Can Ramon y en un tramo curvo. Por circunstancias que investiga la Guardia Civil de Tráfico, una de las conductoras implicadas invadió el carril contrario y fue a estrellarse contra el otro vehículo que iba de frente por su carril. La peor parte se la llevó Arlette V., quien ya fue rescatada muerta. Fuentes del instituto armado aclararon ayer que las dos conductoras llevaban puesto el cinturón de seguridad, cuya ausencia en el caso de una de ellas se conjeturó en un principio.
Los bomberos terminaban su trabajo cuando tuvo lugar el primer incidente con un conductor bebido. Un británico de 40 años, F.S.J.L., llegó supuestamente haciendo maniobras de zig-zag al lugar donde se hallaban los policías. Al detectar su presencia, hizo caso omiso de las señales y pasó de largo. Un coche de la Policía Local de Santa Eulària interceptó momentos después a este vehículo. Este conductor fue detenido por un delito contra la seguridad del tráfico tras dar tasas de 0'86 y 0'82.
En poco tiempo
Los policías no se habían recuperado de este suceso, ocurrido sobre las dos de la madrugada, cuando, apenas pasados veinte minutos, tuvo lugar el segundo percance.
Varios guardias civiles y agentes locales tuvieron que retirarse súbitamente al ver que se les venía encima un coche que no paraba a las indicaciones que se estaban realizando a su conductor. A este vehículo se le bloqueó el paso momentos después de que dos coches interceptaran su loca carrera, según explicaron fuentes policiales. Al volante de dicho coche iba el catalán M.A.H.G., de 35 años. El etilómetro evidenció que dicha persona conducía completamente ebria. Éste alcanzó una tasa de 1'14 una vez que pudo realizársele la preceptiva prueba de control. Ambos individuos pasaron ayer tarde a disposición del juez.