C. CUEVAS
Juan Carlos Marí Varo, un joven vecino de Es Canar, en Santa Eulària, moría la pasada madrugada a consecuencia de las puñaladas que presuntamente le propinó otro joven, Jesús Díez Cortés, vecino y conocido del fallecido.
La supuesta agresión tuvo lugar sobre las tres y media de la mañana en la calle, en frente del bar «Montemar», en la avenida Es Canar, después de que entre el agresor y la víctima se iniciara una discusión en el interior del establecimiento. Según las informaciones recogidas por este periódico, Juan Carlos y Jesús se conocían puesto que ambos son vecinos. Las mismas informaciones apuntan a que la discusión pudo ser consecuencia de rencillas existentes entre ellos. La Policía judicial de la Guardia Civil ha abierto una investigación para tratar de aclarar lo ocurrido.
Los amigos del fallecido trasladaron al aún herido al centro de salud de Santa Eulària, donde el chico, de 26 años, murió a consecuencia de las tres heridas con arma blanca provocadas supuestamente por Jesús en el pecho de Juan Carlos, una de ellas en el corazón, según confirmó ayer la autopsia realizada al cuerpo del fallecido, herida que provocó que muriera desangrado. Fueron estos testigos quienes facilitaron a la Guardia Civil del puesto de Santa Eulària y a la Policía local de la misma localidad los datos del presunto agresor. Cuando los agentes llegaron a su casa encontraron un reguero de sangre y al joven en el interior manchado. Sin embargo, el supuesto agresor no facilitó a los agentes su detención. Según explicaron fuentes de la Policía Local, amenazó de muerte a uno de los policías municipales, agredió a otros compañeros y causó importantes daños tanto en el interior como en el exterior de uno de los vehículos policiales, del que desencajó una puerta, algo que no le fue difícil dada su estatura (1,90) y su corpulencia. Según las mismas fuentes, al oír a través de la radio de los agentes que Juan Carlos acababa de fallecer su agresividad aumentó.
El presunto agresor quedó detenido y se espera que hoy pase a disposición del juzgado de Instrucción número 4, de guardia esta semana, donde previsiblemente le acusaran de un delito de homicidio.
Conflictivo
Al parecer, Jesús Díez Cortés es un viejo conocido de la policía puesto que ha estado relacionado con pequeños hurtos, trapicheos y el robo de una bicicleta.
Sin embargo, no cuenta con antecedentes penales porque era menor cuando supuestamente cometió aquellos hechos. Los vecinos del detenido comentaban ayer que había tenido problemas psicológicos y que «no andaba bien de la cabeza».
Tanto la víctima como el supuesto agresor eran personas bastante conocidas en la zona ya que habían nacido y crecido en el barrio. El joven fallecido era el hijo de los dueños de un bar de la avenida Punta Arabí, que ayer permanecía cerrado, vivía con su novia encima de este establecimiento, a escasos 100 metros del domicilio del presunto agresor, y se dedicaba, al igual que uno de sus hermanos, a la hostelería desde hacía muchos años.
Es Canar amaneció ayer con la triste noticia de la muerte a puñaladas de uno de sus vecinos, presuntamente, a manos de otro. Tanto víctima como agresor eran conocidos en el barrio pero de maneras diferentes. Mientras que los vecinos de la zona se afanaban en explicar a este periódico que la víctima era un joven «muy normal, trabajador y de buena familia», los comentarios sobre el supuesto agresor no eran tan positivos y las calificaciones se centraban en que «no se dedicaba a negocios muy limpios», así como que tenía problemas psicológicos.
Los compañeros de trabajo del joven asesinado no podían ayer contener las lágrimas, al igual que el dueño de uno de los chiringuitos donde trabajaba, quien afirmó que lo tenía empleado desde hacía tres años, «aunque ya antes había trabajado para mí», y era su hombre de confianza: «Es una pérdida humana irreparable, un buen chico y muy trabajador. Vamos, una pena». «Ni yo, ni sus compañeros, ni los clientes podemos aceptar que saliera ayer de trabajar y ya no vaya a regresar nunca», concluyó.