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Misterio en Sant Miquel

Los dos alemanes muertos en esta costa eran familia, vestían completamente igual y su fallecimiento ocurrió sin indicios criminales

El cadáver de W.H., de 72 años, fue encontrado el pasado 24 de mayo en la entrada de la playa del Port de Sant MIquel.

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Tío y sobrino. Esta es la relación de parentesco que tenían los dos hombres de nacionalidad alemana cuyos cadáveres fueron encontrados el mes pasado flotando en aguas de Sant Miquel después de que ambos perecieran accidentalmente en sucesos distintos. La aparición de los dos cadáveres planteó múltiples incógnitas durante la investigación policial no sólo porque los cuerpos fueron hallados con la documentación intercambiada sino porque ambas personas no sólo vestían idénticamente igual sino que además llevaban los mismos adornos, según ha trascendido ahora.

La razón de ello es aún todo un misterio y probablemente lo seguirá siendo. Policialmente es hoy en día, a no ser que aparezcan datos sorpresivos que den un vuelco a todo, un caso cerrado. B. E., de 35 años, falleció ahogado sin que se hayan encontrados signos de violencia en su cuerpo. El juzgado tenía pendiente semanas atrás aclarar con unas pruebas médicas si W.H., de 72 años, la otra víctima, murió al golpearse la cabeza o por asfixia por inmersión, pero en ningún caso por una mano criminal.

La Policía Judicial de la Guardia Civil, gracias al reconocimiento de los cadáveres, pudo descartar en los primeros compases de la investigación víctimas por asesinato. Sin embargo, los agentes de este equipo estuvieron durante varios días tratando de averiguar la identidad del B.E., persona cuyo único dato fiable era un tatuaje de grafía china en un deltoide que, según lo averiguado por este periódico, significaba «dragón». B.E., cuyo cadáver fue recuperado del acantilado de Na Xamena, el día 18 de mayo pudo ser identificado después de que el cuerpo de su tío, W.H., fuera sacado del Port de Sant Miquel seis días después. Se cree que éste último llevaba entonces unos cuatro días muerto. No se descarta que cayera por el acantilado cuando buscaba a su sobrino.

El puzzle policial de la identificación se completó, y con ello la sospecha de que ambas personas se conocían, cuando se cotejó la documentación, intercambiada, que uno y otro llevaban. La sorpresa, a su vez, fue mayúscula cuando se verificó también que ambos llevaban una camiseta del mismo color y marca con la leyenda «Invitation to beach» , el mismo modelo de pantalón y ropa interior de la línea «Intimo Vinci» de iguales características. Pero es que, además, las dos víctimas vestían idéntico reloj y muñequera, así como, al parecer, un anillo dorado con sello con la inscripción Mercedes Benz. El rastreo de ambos, sobre los que se comprobó luego que tenían contaban con residencia en Eivissa, también arrojó otro dato circunstancial. El más joven de ellos fue en su día investigado por un cuerpo policial por un delito de índole sexual que fue denunciado en 2006 en la isla.

Otro hecho misterioso que plantea aun más incógnitas y que también está relacionado con personas de nacionalidad alemana fue la extraña desaparición en septiembre de 2005 de Oliver Clemens de 36 años de edad y su amigo Dirk Maassen, de 35, que residían en «Casa las Brisas», en el propio complejo vacacional de Punta Prima, en Formentera. No se ha sabido nada de ellos, ni pistas sobre su posible paradero, desde que se encontraron sus ropas en el acantilado. Ambos fueron vistos por última vez después de la medianoche después haber cenado en el Club Punta Prima y posteriormente haber ingerido un elevado número de copas. Su desaparición motivó durante días uno de los dispositivos más importantes por tierra, mar y aire que se han movilizado en las Pitiüses.

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