B. ROSELLÓ
La consellera d'Interior, María Àngeles Leciñena, compareció ayer en rueda de prensa para explicar las tareas de limpieza que se están llevando a cabo en Eivissa y se aventuró a afirmar que en una semana toda la mancha más grande podría estar eliminada mientras que en «un mes las aguas pueden recobrar ya su estado cristalino», aunque insistió en el riesgo de aferrarse a una fecha limitada.
Leciñena, que ha estado en todo momento informada de los hechos, aseguró que el objetivo es «minimizar lo máximo la contaminación medioambiental» y para ello se cuentan con todos los medios disponibles del Gobierno central. Además, resaltó la llegada de dos grupos de buzos especializados procedentes de A Coruña y Almería, especializados en la evolución de manchas de combustible y contaminación medioambiental.
La consellera d'Interior, que no descartó que la mancha de combustible llegue al Parc Natural de ses Salines debido «a que todo depende del viento», señaló que actualmente exista ninguna reserva marina afectada y subrayó que en el caso de las praderas de posidonia no se verán perjudicadas debido a que «el material vertido es volátil y el fuel está flotando y no es un material que afecte, en principio, a los fondos marinos».
El presidente del Govern balear, Francesc Antich, que también visitó Eivissa ayer por la mañana y sobrevoló junto al delegado del Gobierno, Ramon Socias, la zona afectada, destacó la «coordinación absoluta y excelente» de todas las administraciones desde el primer momento y resaltó la importancia de todos los medios que están disponibles para Eivissa. El presidente del Consell Insular, Xico Tarrés, también resaltó la «buena coordinación» que existe entre todas las administraciones y aseguró que a primera hora de la mañana de ayer el conseller de Medi Ambient, Albert Prats, y el alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, visitaron la zona afectada para comprobar los daños.
Tranquilidad
Tarrés quiso enviar un mensaje de «tranquilidad» a toda la población y apuntó que de los 18 kilómetros de costa y 50 playas «sólo se han visto afectadas dos playas que no suman ni 500 metros» y calificó la situación de «importante».
El delegado del Gobierno, Ramon Socias, por su parte, señaló que el primer objetivo eran las personas y salvaguardar sus vidas, «cosa que logramos». El segundo propósito era «impedir cualquier impacto de contaminación marítima por lo que movilizamos todos los elementos que se están utilizando en este momento», mientras que por último se prevé la «seguridad de la navegación marítima», que reconoció que se ha quedado en segundo lugar y que se pospone para los próximos días, cuando «se evalúe la situación del barco y la seguridad del tráfico marítimo». En cuanto a la repercusión turística, Socias descartó que Eivissa se vea perjudicada por este hecho y recordó las cifras ofrecidas por Tarrés en relación a la costa afectada, mientras que Leciñena indicó que los turistas también pueden ver «la respuesta eficaz que se ha dado para solucionar el problema y la rapidez con la que se está actuando en estos días».