Media docena de importantes grupos de 'narcos' asestados en la isla con múltiples conexiones con la Península, cuatro laboratorios y pisos francos desmantelados y cerca de cincuenta detenidos. Éste es, en cifras generales, el balance de la lucha contra las drogas obtenido durante este año en actuaciones policiales contras organizaciones dirigidas directamente por personas con domicilio habitual en Eivissa. A estas intervenciones se sumaron otras en las que se aprehendieron destacadas cantidades de drogas que tenían como destino final las Pitiüses. Entre estos últimos casos, figuran las casi ocho toneladas de hachís intervenidas por Aduanas en la costa murciana o los 17 kilos de cocaína requisados en el aeropuerto de Barajas en una investigación en la que hubo 38 detenidos, entre ellos un subinspector del Cuerpo Nacional de Policía.
La colaboración, precisamente entre Aduanas y las unidad de la Policía Nacional, se saldó con importantes operaciones durante 2008. En la denominada operación Express se puso al descubierto a principios de año un entramado en la oficina central de Correos de Eivissa para enviar y recibir droga. Tres empleados fueron detenidos cuando se remitía a Valencia un paquete con 67 gramos de cristal.
La policía descubrió el primer laboratorio del año en febrero. En la operación Muleta se puso fin a los «negocios» de cuatro colombianos que contaban con un piso para el tratamiento de droga en la avenida Isidoro Macabich de Vila y se requisaron 24 kilos de pasta base de cocaína. Aduanas interceptó dos toneladas de hachís en mayor que dos ibicencos descargaron junto a aguas de es Vedrá y en mayo, conjuntamente con la policía, se acabó con un piso franco de Vila donde cuatro personas planificaban desde Madrid importantes cantidades de cristal de éxtasis y cocaína para «afrontar» la temporada de verano y en la operación Zelva (agosto) se desarticuló otro laboratorio en Santa Eulària.
La Guardia Civil se distinguí especialmente por las operaciones Rompedor y Kabul, laboriosos trabajos de investigación con los que se desmantelaron dos peligrosas bandas ramificadas por numerosos enclaves del territorio nacional y otro grupo que desde Santa Gertrudis era el principal abastecedor de coca para el clan de La Paca en Mallorca. Bajo sospecha, además, sigue un centro de comunicaciones de Sant Joan descubierto por la Guardia Civil y que era usado para introducir cocaína en Eivissa.