La Audiencia Provincial, en una sentencia de 34 folios que el tribunal ha tardado cerca de diez meses en resolver, ha condenado a penas de nueve y siete años de prisión a las tres personas, entre ellas un conocido ex delegado de Baleària en Eivissa, que supuestamente se habían organizado para traer importantes cantidades de cocaína a la isla. Agentes de Aduanas y del Cuerpo Nacional de Policía los sorprendía cuando iban a desembarcar en Sant Antoni el 1 de febrero de 2006 con tres kilos de cocaína transportados en el maletero de un coche propiedad de la naviera. El tribunal ha fallado que, pese a las versiones exculpatorias de todos ellos, un matrimonio afincado en Sant Antoni y un amigo del cabeza de familia, todos actuaban de mutuo acuerdo para este fin. Todos están, de momento, libres.
La principal pena es para, M.J.F.M., la mujer del hombre que presuntamente llevaba el peso de la recepción y posterior distribución de la droga: nueve años y seis meses. A su marido, M.F.C., le aplica el tribunal el atenuante de toxicomanía, razón por la que deja su condena en seis meses. El ex delegado de Baleària, P.C.Ll. un hombre que su empresa despidió nada más ser arrestado y que había ido descendiendo en el «escalón» de la naviera hasta ocupar la plaza de inspector de calidad, es condenado a siete años. En su caso, se reconoce no sólo su drogadicción sino también su reconocimiento expreso en la participación de la operación, aunque, en sus declaraciones, siempre quiso figurar como una persona que ayudaba a los otros dos para poder tener droga. En el inicio de la sentencia, la Audiencia justifica y valida la petición y el modo con que se llevaron las escuchas que permitieron interceptar la entrada de los tres kilos en la isla. El tribunal entiende que los argumentos que aportaron los agentes de Aduanas para investigar al matrimonio de Sant Antoni estaban suficientemente acreditados. Estas escuchas permitieron llegar hasta el ex empleado de Baleària, persona que reconoció haber gestionado la recepción de la droga en Madrid y ofrecer su coche para el traslado final de los tres kilos hasta Eivissa.
Goteras
La naturaleza de lo contactos quedó acreditada durante la investigación pese a que los sospechosos hablaban entre sí en ocasiones en clave. Durante éstas, se habla de cacharros, viagra y explícitamente de gramos. En algunas de los declaraciones, los acusados dieron explicaciones poco creíbles, a juicio del tribunal. Entre ellas, en la causa, se recogió la del vecino de Sant Antoni que preguntaba a su mujer si estaba todo despejado cuando ésta esperaba en el puerto el desembarco de ambos. Según la mujer, con ello sólo se estaba refiriendo a las «goteras» que había en su casa. Ambos se desvincularon el juicio por completo de la droga que había en el coche profesional del tercer acusado, quien, sin embargo, en una de las ocasiones propone bajar a su «socio» bajar en su vehículo para no despertar sospechas.