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Tras el temporal

El viento amaina y deja tras de sí numerosos desperfectos

La bahía de Portmany mostraba ayer esta desoladora imagen. Foto: GERMÁN G. LAMA

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La Dirección General de Emergencias del Govern desactivó el estado de alerta que existía en las Pitiüses en torno al mediodía después de que todos los indicios confirmaran que el temporal amainaba. La buena noticia llegó seis horas antes de lo previsto y cuando los bomberos superaban el centenar de salidas después de que el viento comenzara a soplar con especial virulencia el viernes por la tarde. Sólo el municipio de Santa Eulària registraba al mediodía de ayer incidencias. En el resto, se recuperaba la normalidad, seis horas antes de las previsiones que invitaban a mantener niveles de alerta naranja y amarillo. El Parque Insular registro otra decena de salidas durante la noche y la mañana de ayer. El Govern, a su vez, informó de que el 112 había canalizado otras cinco incidencias (58 en total) durante la noche

Las conexiones por mar y aire se reanudaron con precaución. Baleária, que anteayer canceló todas las salidas de sus barcos, reactivó sus rutas con las Pitiüses.

La jornada de ayer permitió a las emergencias aumentar las tareas de prevención y reforzamiento en zonas que pudieran verse afectadas por nuevas rachas. Los bomberos ocuparon la mayor parte de sus servicios en despejar caminos y carreteras de nuevos árboles que habían caído y de ramas con claro peligro de desprenderse.

Todas las fuentes consultadas por este periódico coincidieron en destacar la importancia que habían tenido las agrupaciones de Protección Civil para apoyar durante las horas más críticas a las emergencias que estaba actuando conjuntamente con los voluntarios. En este sentido, la Agrupación de Sant Antoni informó ayer de 16 actuaciones que se llevaron a cabo durante el tiempo que duró la alerta. Los voluntarios pudieron cubrir la mitad de las incidencias en las que se requirió su colaboración con sus propios medios y equipos. Entre estas actuaciones, figuró la retirada de muchos obstáculos que entrañaban claro peligro para las personas o el tráfico rodado.

La bahía de Portmany, a su vez, amaneció con las últimas rachas sobre la playa de s'Arenal, lugar que continuaban presentando un aspecto desolador por la gran cantidad de embarcaciones hundidas y varadas que había y que aún no habían podido ser reflotadas.

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