Tomás A.R., el mentalista deportivo sospechoso de abusar de un grupo de jóvenes, algunas de ellas cuando eran menores de edad, fue excarcelado ayer para comparecer ante el juez Pablo Mendoza, titular del juzgado de Instrucción número 3 de Eivissa. Mendoza deberá decidir si mantiene al acusado en la cárcel pese a cumplirse dos años de prisión preventiva de dicha persona y no haberse podido cerrar la instrucción sobre su causa. La Ley de Enjuiciamiento Criminal, al respecto, incide en esta cuestión, argumento por el que la defensa del acusado pidió ayer mismo formalmente que dicha persona quedara en libertad. La normativa española también entiende que una persona no puede estar privada de libertad tanto tiempo si su condena puede ser inferior a los tres años.
El fiscal, así como algunas de las acusaciones particulares que se han presentado durante el proceso, se opusieron a la solicitud de la defensa. Para todos persiste riesgo de fuga porque Tomás A.R., además, puede terminar sentándose en el banquillo enfrentándose a una condena superior a los 50 años de cárcel.
La petición de la defensa se ha producido sin que, además, haya llegado al juzgado la última prueba que se supone queda para concluir la instrucción antes de que las partes presentes sus escritos de acusación y defensa: un informe psicológico requerido por el juzgado para conocer las posibles secuelas que quedaron entre las afectadas. Al respecto de todo esto, un auto de 2007 dictado por este mismo juez consideraba entonces que existía un riesgo de fuga «muy elevado» porque ante lo que se le podía avecinar a Tomás A.R. (más de 50 años de condena) y vista su edad, 54 años, podría tener la tentación de escapara para evitar pasa toda su vida en la cárcel.