Un hombre de nacionalidad rumana y una mujer marroquí que supuestamente ejercía la prostitución en la zona de ses Figueretes han sido los primeros infractores de la nueva ordenanza municipal que regula el comportamiento de los ciudadanos en la calle, ordenanza que incluye sanciones no sólo para la persona que ejerce servicios sexuales en la vía pública sino también para el cliente. Dicha ordenanza entró en vigor el pasado sábado.
El presunto infractor, además, tendrá que hacer frente a un proceso judicial, en el que se incluyen otras penas de multa y privación del derecho a conducir, después de que los agentes que lo descubrieron cuando trataba con la prostituta iba supuestamente borracho al volante de su coche. Según informaron fuentes municipales, tanto la prostituta como su cliente han sido denunciados para que hagan frente a una sanción administrativa que alcanza los 300 euros, sanción contra la que cabe el correspondiente recurso una vez que se presenten las alegaciones a las que hubiera lugar.
El suceso tuvo lugar en la madrugada de ayer, sobre la 1.30 horas, después de que agentes de la Unidad de Medioambiente de la Policía Local de Eivissa observaran la presencia de un vehículo detenido con el motor en marcha en plena calle de Ramón Muntaner. El conductor volvió a su vehículo tras dar por terminada la conversación que estaba manteniendo con un mujer sobre la acera.
En la parada de taxis
No hubiera ocurrido nada si la misma patrulla, instantes después de que vieran al conductor alejándose del lugar, no hubiera visto al mismo individuo volver a detener su coche en la parada de taxis de la calle Galicia y seguidamente acercarse otra vez a la mujer con la que había estado un rato antes.
Según una nota de prensa, los agentes se acercaron al sospechar de que se podría estar pactando un servicio de tipo sexual, posibilidad que se confirmó una vez que los policías llegaron al lugar donde estaba ambas personas.
Durante las comprobaciones, además, se observó que el hombre presentaba claros síntomas de encontrarse bajo la influencia de bebidas alcohólicas. El conductor fue entonces interpelado para que se sometiera a una prueba en un etilómetro portátil, momento en el que se registró la elevada tasa de 1,65 mg/l y motivo por el que se le detuvo por un delito contra la seguridad del tráfico. Tras concluirse el atestado, el acusado quedó en libertad pendiente de presentarse en el juzgado. La mujer, por su parte, nunca fue arrestada.