Una vecina de Madrid que aceptó la misión de traer un paquete con cocaína la isla a cambio de 3.000 euros y que ocultaba la droga en el carrito de su bebé aceptó ayer ante la Audiencia Provincial una condena de siete años de prisión. Según su declaración ante la Sala, lo hizo acuciada por una depresión que le había llevado al consumo de esta droga conjuntamente por los problemas familiares que sufría por maltrato y por sufrir el embargo de su casa tras no poder hacer frente a una hipoteca. La cocaína, casi dos kilos, intervenida por la policía en julio del año pasado en el puerto de Vila, procedía del madrileño poblado de La Barranquilla.
«En menos de tres años murieron varios familiares directos míos y eso me afectó mucho. Mi marido, además, me maltrataba delante de mis dos hijas, una vez con un cuchillo en la mano, y encima me embargaron. Así que cuando fui a comprar a La Barranquilla me propusieron un trato y acepté porque el dinero que ganaba de limpiadora no daba para más», dijo la acusada.
Deudas
Según esta misma versión, las personas que le hicieron la propuesta se comprometieron a pagarle 1.500 euros para zanjar la deuda del embargo y al contado otra cantidad igual. La policía la sorprendió cuando desembarcaba en la madrugada del 17 de julio de 2008 con su hija de 21 meses tras embarcar ambas en Denia. Cuando los agentes hallaron el paquete sospechoso en el bolso de utensilios para el bebé, la mujer dijo que contenía un regalo.
Entre granos de café
Sin embargo, confesó de plano cuando le trajeron una navaja y le pidieron que lo abriera. «Es cocaína, para qué vamos a engañarnos», reconoció haber dicho entonces. En el interior, entre envoltorios con café para que los perros antidroga no detectaran la droga, se hallaron 1.696 gramos de cocaína. «Tenía que esperar una llamada cuando llegara a la isla pero creía que sólo eran 800 gramos», añadió.