Los magistrados de la Sección Primera de la Audiencia Provincial dejaron ayer visto para sentencia el caso de un joven de nacionalidad rumana acusado por un presunta agresión sexual cometida sobre una joven turista irlandesa, que ayer declaró a través de videoconferencia desde Mallorca con el fin de no encontrarse cara a cara con su supuesto agresor.
El acusado, V.A.W., de 26 años de edad, residente en la zona de es Canar, se enfrenta a una petición de cárcel de siete años de duración formulada por el Ministerio Público.
Ayer, la supuesta víctima declaró que V.A.W. no sólo la penetró hasta eyacular y sin utilizar condón, sino que, además, después le quitó el dinero. Según la versión de la mujer, la dejó tendida sobre la arena de la playa de Sant Antoni, llorando desnuda. Ella pidió ayuda a una pareja que pasaba por allí.
Todo esto ocurrió el 12 de julio del año pasado. El rumano y la irlandesa se habían conocido unos días antes, entre cuatro y ocho, según las versiones.
Ambos dijeron que mantuvieron relaciones sexuales consentidas por las dos partes en varias ocasiones, unas veces con condón, otras sin él. El último día se juntaron, en un local de la zona, la irlandesa y su hermana y el acusado y un amigo de su misma nacionalidad que, supuestamente, mantenía una relación con la pariente de la denunciante.
Las parejas se separaron. La denunciante declaró que aquella noche V.A.W. fue grosero con ella, introduciendo entre sus ropas la mano en público y pidiéndola dinero constantemente. Ella, a disgusto con la situación, se fue hacia la playa. Por contra los amigos de él dicen que se fueron juntos, agarrados de la mano.
Ella dice que cuando estaba sentada en un muro él la tiró al suelo, la desnudó y la penetró por la fuerza, pese a que ella lloraba y dejó claro que no lo deseaba. Él asegura que no la forzó y que ella había llorado en otras ocasiones sin motivo aparente.
La joven asegura que tuvo que acudir al hospital varias veces en los tres días siguientes y que desde entonces tiene ataques de pánico y dificultades para relacionarse con hombres. También dijo que sospecha que él la agredió porque no consiguió el dinero que le pedía. Lo más contundente contra el acusado fueron los testimonios de los forenses, que dijeron que las marcas que la joven presentaba no dejan lugar a duda de que fue forzada.
La joven irlandesa declaró ayer que uno de los amigos del acusado, rumano igual que él, la llamó por teléfono a su país, aunque ella no logró entender lo que quería decir. A pesar de todo, la joven decidió continuar con la denuncia que ayer desembocó en el juicio.