El Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa dejó ayer visto para sentencia un caso de supuesta violencia sobre la mujer en el que se acusa a un hombre de nacionalidad ecuatoriana de amenazar a una mujer con un cuchillo y en el que la defensa, el letrado Juan María Ormazábal, argumentó duramente contra la denunciante: «no se puede utilizar la ley de violencia de género en beneficio propio, con intereses espurios».
Durante el juicio se produjeron tal cantidad de contradicciones que, tal y como admitió el abogado de la acusación, hubo tantas versiones como testimonios. La defensa aludió a las contradicciones entre los relatos de la denunciante y de su hijo, en quien ésta se apoya para sostener la acusación. A la vista de lo ocurrido el abogado añadió: «a todos en la sala nos ha quedado claro que, aparte del desprecio de ella hacia él, ella no tiene ningún miedo hacia el encausado (...) todo apunta a que el maltrato ha sido de ella hacia él, psicológico y continuado, aprovechándose de él».
Contradicciones
Según el relato de la denunciante, en la noche del pasado 4 de abril, el acusado, J.F.Ch., sobre las dos de la madrugada, rompió con un mazo una ventana, una puerta y parte de una pared para acceder al restaurante de la denunciante en la zona de Ses Salines, el Toromar, y, una vez dentro, tras una discusión, la tiró al suelo y le puso un cuchillo de barbacoa que había en el local entre el cuello y el pecho y le dijo, según el relato de la mujer, que si no iba a ser de él, no sería de nadie.
En ese momento apareció su hijo, que estaba en otra parte del local y escuchó gritos, y el ecuatoriano huyó, siempre según la acusación. La mujer explicó que entre 2006 y 2007 había tenido una relación con el acusado, y de entonces data una condena de presuntos malos tratos fruto de una denuncia anterior de la mujer contra este hombre. Fue condenado a seis meses de prisión y se le impuso una orden de alejamiento de un año. La pena quedó en suspenso.
También dijo la mujer que en abril pasado ya no eran pareja, que ya no tenía relación él y reconoció que es posible que él se colara en alguna de las habitaciones que ella tiene para alquilar, según sus palabras, en el local, pero que allí no había cosas suyas.
Él, por contra, dice que ella se ha quedado con sus cosas y que no se las quiere devolver.
Él, por su parte, lo negó todo y su versión coincide en lo esencial con la de uno de los dos testigos que ayer declararon ante la juez. El otro declarante, el hijo de la denunciante, primero declaró que los hechos se produjeron sobre las siete de la tarde. Ante la presión de la juez, acabó diciendo que tal vez serían las diez o las once de la noche, pero en ningún caso las dos de la madrugada, como dijo su madre.
También manifestó que cuando llegó al lugar donde supuestamente el ecuatoriano estaba amenazando a su madre con un cuchillo, ambos estaban de pie, y que ella cayó al suelo cuando él la empujó y huyó. Añadió el hijo de la mujer que ese día no fue al gimnasio, pero el otro testigo dijo que su propia esposa fue quien lo llevó.
Otra versión
Este testigo, que dijo que conoce a la denunciante desde hace más de 20 años, explicó que aquel día comieron en su casa dos parejas, él con su mujer y la formada por la denunciante y el acusado. Tras comer y beber, los cuatro fueron al local donde supuestamente ocurrieron los hechos.
El testigo declaró que la mujer dijo repetidamente de que el denunciado había hecho parte de las obras de su local y que incluso se habló de que podrían casarse este año. También declaró este testigo que la mujer no dejaba beber al ecuatoriano. Una vez acabada la cena, el testigo y su mujer se marcharon. Después, el acusado acudió a casa de esta pareja y allí explicó que la denunciante había discutido con él por celos y que le había echado y no quería darle sus cosas.
Solicitan más de dos años de prisión
Tras escuchar los testimonios, el Ministerio Público mantuvo la acusación contra J.F.Ch., para el que pide 15 meses de prisión por un delito de allanamiento en concurrencia con otro de daños y un año más por el presunto de violencia de género. La acusación particular se sumó a la petición del Ministerio Público.