Poco antes de las 17,30 horas, una vez detectada la fuente de humo por parte de los bañistas, la situación de pánico comenzó a fraguarse. Los más asustados recogieron rápidamente sus objetos personales y se dispusieron a abandonar la playa, cosa que resultó imposible por el tapón que se formó en el aparcamiento contiguo al restaurante Roca y mar. Una espontánea puso la voz de alarma al gritar «¡todos los coches a la playa!, lo que supuso que la gente, temiendo por su vehículo, corriera hacia el lugar para apartar su coche de la zona cercana a las llamas.
La situación empeoró, ya que el peligro era mayor con más de doscientas personas entre los coches y cerca del humo. Al estar la playa sin un solo espacio más, una mujer le gritaba a su marido, que pretendía cambiar su vehículo de lugar: «Deja el coche, que se queme, ¿prefieres meterte tú en el fuego?
Otros, de diferente opinión, corrían a la orilla y a las duchas a empapar sus toallas para taparse la boca. Dos chicas, que compartían una toalla mojada, miraban con preocupación hacia la montaña, preguntándose cómo saldrían de allá.
Miembros del restaurante pronto subieron a la montaña con mangueras mientras esperaban a los bomberos. Los más asustados, los niños, que lloraban con miedo mientras sus madres les aseguraban que «todo está bien. Ahora vendrán los bomberos y apagarán el fuego».
Sobre las 19 horas, una vez la Guardia Civil y los bomberos habían irrumpido en la playa, dispusieron la orden inmediata de evacuar la zona. Todos comenzaron rápidamente a dejar la orilla y uno tras otro, los coches fueron dejando el lugar. Un chico que todos los domingos toca el tambor en la playa corría hacia un miembro de Protección Civil diciendo: «Hay coches sin dueño en la arena. Quien haya venido haciendo autostop que se suba en algún coche, pero que se limpie la zona ya».
Entre niebla y lluvia de cenizas, la playa comenzó a vaciarse. Los camareros del restaurante Roca y mar declaraban, mientras miraban a dos compañeros tirar agua en el bosque con una manguera: «Se ve que el fuego ha empezado en dos árboles, pero ha sido justo detrás de nuestro restaurante».
«¡Todos los coches a la playa!»
La intriga y el nerviosismo hicieron mella en los bañistas, que se sumieron en una situación de pánico momentos antes de su evacuación
Marina Bonet | Benirràs, Sant Joan de Labritja |