El juicio a 'El Brujo', que ha rebasado las fronteras ibicencas para ocupar portadas y pantallas de ámbito nacional, no ha sido el único caso de presuntos abusos sexuales a menores de edad que este año se ha denunciado o dirimido judicialmente en las Pitiüses.
En febrero, el Supremo ratificó la condena de siete años de cárcel que en su momento dictó la Sección Segunda de la Audiencia Provincial contra un hombre de 37 años de edad que fue acusado de abuso sexual sobre una joven en 2007 en Formentera, cuando ésta tenía 14 años de edad.
Ocurrió durante una despedida de soltero. La víctima era la hija de unos amigos. Según el Supremo, el condenado entró en el dormitorio de la menor y «la penetró con los dedos en el interior de la zona vaginal». Para condenarlo los jueces se basaron en el testimonio de la menor.
A su propia hija
A finales de enero, la Audiencia Provincial condenó a un hombre a tres años y nueve meses de prisión pro abusar de su propia hija en Eivissa. El acusado, que llevaba tres años en prisión provisional, se enfrentaba a una petición de 14 años de cárcel por parte del Ministerio Público. La madre fue absuelta porque no era «plenamente consciente» de lo que ocurría. Según la sentencia, «el último incidente tuvo lugar en la madrugada del 1 de febrero de 2007 en el interior del domicilio familiar, cuando la madre había salido de fiesta y aprovechando que los menores se encontraban durmiendo en la habitación contigua al salón donde dormía él, a la que el procesado accedió y, levantando el pijama [de la niña] procedió a efectuar tocamientos en los pechos y la vagina, despertando la niña y oponiéndose gritando, lo que motivó que su padre saliera precipitadamente de la habitación».
En verano se dio en Sant Miquel el caso de un británico que tras hacer el amor con una compatriota de 15 años fue detenido por la Guardia Civil después de que la menor se lo contara a sus padres y estos le denunciaran.
Un joven de 18 años con una menor de 12
En mayo se dio el caso de un joven de 18 años de edad que fue detenido por la Guardia Civil después de que se denunciara que había mantenido relaciones sexuales con su novia, que tan sólo tenía 12 años de edad. Ante el juez de guardia, ella insistió en que siempre fue bajo su consentimiento. Él, por contra, negó haberse acostado con la menor. Por esta divergencia se han solicitado pruebas periciales para comprobar la veracidad o falsedad de las declaraciones. El joven quedó en libertad mientras continúa la instrucción del caso. Se le impuso la obligación de presentarse en los juzgados todos los días 1 y 15 de cada mes.
La denuncia la presentó la familia de la menor en la Policía Local de Sant Antoni después de que ella contara lo presuntamente sucedido. La joven relató que ambos habían formalizado su noviazgo unos seis meses antes y que dos meses después acordaron practicar sexo completo. Según este mismo testimonio, la pareja había tenido en los últimos cuatro meses cinco encuentros sexuales. La madre de la menor dijo que el rendimiento escolar de la niña había decaído.