Isabel García, mujer de Santiago del Valle, contó a la Policía Nacional, en Pajaroncillo (Cuenca), donde fueron detenidos el 25 de marzo de 2008, que ella sabía que «su marido era el asesino» de la niña Mari Luz Cortés.
Pese a su declaración en la vista oral, en la que inculpó de todo lo sucedido a su cuñada, exculpando a su marido, el agente de Policía Nacional que le tomó declaración en aquel momento ha indicado hoy que «nunca se autoinculpó y que estuvo dispuesta a colaborar», y que si bien en un primer momento cuando los vio en la estación de autobuses «se quedó muda», después «habló muchísimo».
Ha asegurado que contó que el día de la desaparición durmió la siesta y que cuando se despertó no estaban ninguno de los dos -en alusión a los hermanos-; que al poco tiempo llego Santiago nervioso y con las botas manchadas de barro y le pidió que salieran a dar una vuelta.
Ha precisado que ésta insistía en el «nerviosismo» de su marido y en que él le advirtió de que «si había mucho alboroto en el barrio porque una niña había desaparecido que se mantuviera al margen».
Además, apuntó que la noche de la desaparición «habían lavado la ropa y las botas» con las que él llegó y que acordaron marcharse de Huelva, indicando además que Isabel «le tenía mucho miedo».
Este testigo ha asegurado que las declaraciones tanto de Santiago como de Rosa fueron voluntarias, negando con ello la coacción que el acusado esgrimió el primer día del juicio.
Con respecto a Santiago ha precisado que antes de declarar, en una confesión personal, le manifestó que él era culpable, algo que no mantuvo en una primera declaración.
Sin embargo, más tarde le comentó su intención de volver a declarar y «tranquilamente» llamaron al abogado y reconoció que había estado con la niña y que todo «había sido un accidente».
Añadió que estaba en el salón de su casa, vio pasar a la niña, le ofreció un caramelo y cuando ella entró en el portal se puso nerviosa y en un forcejeo la niña cayó y quedó inconsciente, después se la llevó hasta una zona de obras cerca del barrio, donde la dejó, y «al volverse ve como se mueve», en este momento cerró su declaración.
En cuanto a las testificales de Rosa del Valle, ha manifestado que fue en su segunda declaración cuando reconoció que había llevado a su hermano a Carrefour y que «no sabía lo que iba en el carrito» que él lo metió y lo saco del maletero, que se abría desde dentro del coche.
Además, ha apuntado que a lo largo de la investigación Rosa daba pistas «de manera dosificada» y que tanto la actitud de ésta como la de su hermano «cambió» tras la aparición del cadáver.
Este testigo también ha señalado que el hermano de Santiago, Francisco del Valle, manifestó en varias ocasiones la idea preconcebida de Santiago de «secuestrar a una niña».