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Una alucinación al ver al Diablo costó la vida al hombre que se lanzó al vacío tras herir a su mujer

Domingo P.G., de 36 años, se arrojó desde la tercera planta tras sufrir una crisis.

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El hombre que el pasado fin de semana se arrojó desde una tercera planta en Vila tras herir con un cuchillo a su mujer estuvo toda la noche deambulando por su casa. De las declaraciones que realizó su esposa a la policía y que han trascendido se ha podido saber ahora que Domingo P.G. sufría desde hace tres meses una fuerte depresión, aumentada por su situación de desempleo, y pudo padecer una paranoia antes de lanzarse al vacío. En ella, dijo haber visto al Diablo, según las manifestaciones de la herida.

Su mujer, que pese a su origen ruso ya contaba con la nacionalidad española, relató en Comisaría que su marido entró varias veces en su habitación y que, incluso, la acarició. Sin embargo, poco antes del ataque comenzó a decir incoherencias hasta que cogió un cuchillo de cocina de grandes dimensiones y se abalanzó sobre ella, que estaba en la cama, probablemente creyendo que era otra persona. «Es el Diablo», dijo. Fue en ese momento cuando le propinó tres cortes, dos en la zona deltoide, junto al cuello, y un tercero sobre el brazo. A continuación, como poseído, se dirigió al balcón.

La afectada, que llevaba diez años de matrimonio con él y con el que compartía un hijo de la misma edad, estaba intentando ayudar a su marido a superar su crisis y a encontrar un trabajo como taxista ya que acaba de sacar su permiso para conducir este tipo de vehículos. Él ocupaba la habitación del hijo, ausente esa noche.

Durante los días previos al suceso ambos tuvieron varias conversaciones en las que se elevó el tono de voz sin que hubiera nada más. En Comisaría, la mujer declaró que, pese a lo manifestado por los vecinos, esa noche no hubo ninguna discusión pero sí mucha intranquilidad.

Denuncias

Domingo P.G, de 36 años, se sentó en el banquillo en 2006 por una agresión a su pareja. De las seis denuncias por maltrato, a la que hay que sumar otra por quebrantamiento, varias corresponden a insultos que tuvo soportar la víctima y otras más fueron interpuestas por personas cercanas a él. Durante todo momento se le ofreció la posibilidad de recibir tratamiento médico, pero, al parecer, él lo rechazó.

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