Gabriel Bardi, técnico de la Direcció General d'Emergències (DGE) era, ayer por la tarde, el director d'operacions de la extinción, en relevo de su compañero Pablo Gárriz.
-¿Qué dificultades concretas están encontrando en la extinción de este incendio?
-Derivan del tipo de combustible, porque es muy espeso, con una gran acumulación de biomasa. Y en esta época del año y con las condiciones de ignición que hubo anteayer, con casi 30 grados de temperatura, menos del 30 por ciento de humedad y rachas de viento cercanas a los 25 kilómetros por hora, resulta imparable. En un cuarto de hora se desmadra, es como un volcán.
-¿Qué condiciones serían las deseables para poder dar lo antes posible el 'controlado'?
-No podemos controlar los factores atmosféricos. Hoy ha aumentado la humedad relativa, el viento es el mismo, pero hay menos radiación solar. Lo que sí podemos hacer es trabajar, trabajar y trabajar, sin descanso, y día y noche. Y buena suerte también hace falta, porque si ahora surgiera otro incendio, pro ejemplo, tendríamos que derivar medios allí. Siempre hace falta suerte.
-Los últimos tres incendios forestales más importantes de Balears los hemos tenido aquí, cabe preguntarse por qué.
-Son condiciones un poco aleatorias, aunque lo que sí es cierto es que aquí hay unas masas de vegetación... La regeneración del pinar que hay en esta isla no la hay ni en Mallorca ni en Menorca. Cuando se quema aquí el pino, sale como pasto, es impresionante. Esta zona ha ardido hace unos 25 años y tiene una carga de combustible que no es normal.
-¿En qué se diferencia este bosque del de Mallorca o Menorca?
-Aquí el bosque es un poco más seco que en Menorca y luego en Mallorca estaría entre las dos islas. En el año 1995 en sa Roca, en Menorca, hubo un incendio de este tipo. Ardieron cientos de hectáreas en un rato. En Mallorca, en Artà, en 1992, en una noche lo hicieron 2.200 hectáreas.