Esta semana la Guardia Civil ha celebrado su patrona y en Eivissa lo ha hecho con auténtica austeridad militar. Incluso demasiada. El lugar elegido para la celebración fue un bar de Platja d'en Bossa, una zona que ya este año se ha erigido como la más caliente de la Isla junto con Sant Antoni, con decenas de heridos y al menos dos muertos, siempre por golpes, cuchilladas, sobredosis o caídas desde ventanas y balcones, asuntos siempre relacionados con el tráfico y el consumo de drogas. Es decir, un lugar muy apropiado para condecorar a los protagonistas de la lucha contra las droga en la Isla. Sin embargo, aunque en ese sentido la ubicación no podía ser más certera, la barra de un bar, con ratones corriendo entre los pies de los invitados, no parece el lugar más adecuado para entregar medallas y expresar reconocimientos. Francamente, viendo el despilfarro público que aún nos rodea, esta celebración ya se habría merecido algo mejor.
Otro concepto de austeridad. Al propósito de apretarse el cinturón la actitud del PP en Balears, que arrasó en las pasadas elecciones gracias al desgaste de la izquierda y alcanzó el poder a base de repetir la palabra austeridad, está resultando tragicómica. Nada más llegar al Consell d'Eivissa, el presidente Vicent Serra mantiene las once consellerias que creó su antecesor, Xico Tarrés, acusado de dilapidador por los populares. Once consellerias para gobernar a uno 110.000 personas, además de cinco alcaldes y una miríada de concejales y cargos de confianza.
En Mallorca. El presidente José Ramón Bauzá no se cortó un pelo al decir que Balears está en bancarrota, pero pocos días después, sin previo aviso y como quien no quiere la cosa, en la web oficial se desliza una nota que avisa de que el Govern colocará un delegado en Formentera, la única isla que, como el pueblo de Axtéris, aún resiste y todavía no ha caído en manos del PP. Este delegado de Mallorca en la Pitiüsa rebelde contará con su propia oficina y sus propios funcionarios y, como pueden ustedes comprender, tal vez cumpla su función política, pero no nos va a ayudar a salir de la bancarrota.
En Formentera. Desde Formentera criticaron duramente esta decisión del Govern. ¿Es esta la austeridad de la que hablaba Bauzá?, se preguntó el vicepresidente segundo y también conseller de Hisenda y portavoz del Consell de Formentera, Bartomeu Escandell, una isla con 9.000 empadronados.