El terremoto de 7,2 grados de magnitud que sacudió ayer el este de Turquía puede haber provocado centenares de víctimas mortales, aunque las dificultades de la orografía de la zona dificultan el acceso a la zona, lo que permtiría determinar con mayor percisión su número oficial.
En un comunicado, la oficina del primer ministro indica que no se ha podido establecer todavía el alcance de los daños o el número de víctimas, debido a las dificultades que están teniendo los equipos de rescate para acceder a los pueblos de la zona afectada por el seísmo.
El Centro Sismográfico Kandilli de Estambul, el más importante de Turquía, informó de que el terremoto, ocurrido a las 10.41 GMT, tuvo una magnitud de 7,2 grados en la escala de Richter, con lo que corrigió al alza la estimación inicial de 6,6 grados.
En unas declaraciones a la cadena NTV, el alcalde del distrito de Ercis, Zülfikar Arapoglu, aseguró que hay «muchos muertos y heridos» y pidió ayuda urgente.
Por su parte, la cadena CNN-Türk afirmó que hay, al menos, 50 heridos.
El alcalde de la ciudad de Van, Bekir Kaya, hizo un llamamiento a mantener «la sangre fría», después de que el pánico cundiera entre la población y muchas calles quedaran colapsadas por vecinos que tratan de huir de la zona, lo que dificulta la llegada de las ambulancias.
Kaya reconoció que «varios edificios» se han derrumbado en la capital provincial. Según las televisiones turcas, el aeropuerto de Van también ha sufrido importantes daños, por lo que los vuelos se han tenido que desviar al de Erzurum, a más de 400 kilómetros de distancia. El ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak, ha contactado con el Gobierno turco para ofrecerle la ayuda de Israel tras el terremoto.