Scotland Yard anunció ayer que sigue trabajando con la hipótesis de que Madeleine McCann, la niña desaparecida en el Algarve portugués hace casi cinco años, podría seguir viva.
Así al menos lo explicó Andy Redwood, el inspector de la policía de Gran Bretaña responsable de la revisión del caso en una rueda de prensa en la que también presentó una imagen de cómo sería la niña en la actualidad elaborada por expertos en reconocimiento facial y forenses británicos con la estrecha colaboración de la familia McCann.
Según Redwood, el grupo de 37 agentes que investigan el caso de Madeleine «ha detectado 195 vías para la investigación tras analizar una parte de los 100.000 documentos que se han reunido», desde que se decidiera relanzar hace un año las pesquisas sobre el paradero de la niña inglesa, que el próximo mes de mayo cumpliría nueve años.
Para ello, se volvió a analizar todas las pruebas acumuladas sobre lo ocurrido el 3 de mayo de 2007 en Praia da Luz, en el sur de Portugal, y se han investigado una cuarta parte de la «vasta cantidad de información» que recogieron en su momento tanto las policías británica y portuguesa como los investigadores privados que contrataron los padres de Madeleine, Gerry y Kate McCann.
Tal es así que el propio inspector jefe ha viajado en siete ocasiones durante el último año a Portugal para informar a la policía lusa sobre sus avances en las pesquisas, y mantiene asimismo informada regularmente a la familia de la niña.
Un teléfono especial
«Hemos desarrollado un análisis forense detallado de la cronología de los hechos y creemos seriamente que hay una posibilidad de que esté viva», afirmó Redwood, que subrayó también que el nuevo examen sobre los datos que ya estaban a disposición de la policía ha arrojado «nueva información sobre la investigación».
Además, el inspector de Scotland Yard apuntó que «no se puede descartar que Madeleine fuera raptada por un extraño y que todavía se encuentre con vida ya que son de sobra conocidos otros casos de jóvenes que han sido secuestrados y encontrados tiempo después».
En este sentido, Redwood subrayó que los investigadores británicos están «abiertos» a considerar la posibilidad de que la niña, que tenía cuatro años en el momento de su desaparición, llegara a cruzar la frontera portuguesa, si bien no quiso «entrar en detalles» sobre el caso.
Por todo ello, uno de los objetivos actuales de la policía británica en estos momentos es «contactar con todo aquel que tenga información directa sobre lo que pasó» y para ello, se ha habilitado un teléfono especial.